Capítulo 16

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Ashton

—Ayer estuviste hermosa Ashton —me saluda una desconocida con un abrazo.

La quinta en menos de una hora.

—Estuviste preciosa Sharon. —saluda un tipo tomándome por la cintura y dándome una vuelta.

—Soy Ashton idiota. ¡Joder! —gruño cuando me suelta.

—Divina —unos labios golpean mi mejilla.

—¿¡Quién demonios eres!? —me giro a ver a Camil—, y tú de que te ríes.

—De ti —dice y vuelve a explotar en carcajadas.

Gimo internamente.

Genial. Ahora tenía algún tipo séquito de desconocidos. Hipócritas. Cuando les convenía se acercaban a mi como moscas al azúcar. Claro, ahora podía conseguir entradas a desfiles, invitaciones a fiestas.

Por suerte ya sabía quienes eran mis verdaderos amigos. No muchos pero al menos era algo.

—¿Al menos conoces a alguno? —pregunta a mi lado Camil ya un poco más serena.

—No. —admito.

Vuelve a reir.

—Ciertamente no me lo creo. Me preocupa la… como dices… conchudez de las personas. Aunque me parece que te fue bien.

Suspiró.

—Fue... ¿interesante? Me gusto volver, no me mal entiendas, pero después todo se tornó raro.

—¿Raro

—Es complicado —admito, aun no confiando en comenzar a hablar de Oliver—, ahora que recuerdo ¿Por qué no fuiste?

Camil me mira asombrada, como si fuera evidente porque ELLA tuvo que faltar a un desfile de modas.

—¿Enserio preguntas? —levanta las cejas inquisidoramente—. ¿Quién tenía las otras entradas?

Me muerdo el labio. Ups.

—Es bueno, tuvo sus razones. Es mi amigo, tu también lo eres. No puedo decir más si no me dices que pasó.

Camil mira al suelo.

—Es complicado, hasta puede que sea tonto…

—No es tonto si ocasionó que no lo puedas ver ni en pintura.

Ella ríe pero sé que es forzado. Caminamos en silencio hasta sentarnos a una de las mesas del campus.

—Mira... conozco a Jesse desde que tengo memoria. Y antes de ser la perra millonaria que todos dicen que soy era una perra promedio —comienza a halar mirándose las manos, ¿por qué siempre que hablamos de algo personal tenemos que bajar la cabeza?, bueno... dudas del universo—, Jesse era mi amigo en ese entonces y tenía este tonto enamoramiento, y mejor me ahorro los detalles —niega levemente—, dormí con él, era virgen a pesar de lo que decían.

Creo que me da un paro. Perdió su virginidad con Jesse.  ¡Jesse!

No me los puedo imaginar juntos sin que se saquen los ojos y..  Oh por Dios, pero...

—No creo que... —Ah no espera… Jesse si puede ser un completo idiota—, olvídalo. ¿Qué paso?

—Entonces me volví la perra millonaria que soy ahora, Jesse me juzgó como los demás. Y yo que pensaba que le gustaba como tonta lo confronte y solo me dijo que era lo que yo quise. Entonces se fue. Al parecer ser una perra promedió es aceptable, pero si tienes dinero entonces no tienes nada real.

Desastrosos Felices para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora