Capítulo 6

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Ash – actualmente

―Ash no puedes evitarlo para siempre.

Puedo intentarlo.

De hecho quiero hacerlo, no estoy segura de cómo reaccionaré si lo veo. Sé que no será de buena manera.

Es un idiota. Y yo soy tan idiota como él por dejar que me afectara tanto.

Solo fue una noche. ―me recuerdo―, sabias lo que iba a pasar, sabias que Alan es Alan.

―No le evitare para siempre ―comento levemente―, solo no quiero verlo ahora.

―Amiga ―Becca se sienta a su lado ahora―, no es por ser mala ni nada, me encanta prestarte mi ropa, pero… mis ropas te quedan tres tallas más pequeñas y es algo…

Lo sabía, no tenia que recordar que parecía una prostituta en sus ropas, de hecho me faltaban muchas de mis cosas, quería ir por ellas. Pero el desgraciado de Silver había decidido no avisarme cuando Alan estaba fuera de casa.

―Ash…

―¡Está bien, está bien! ―digo levantando las manos al cielo―. Iré por mis cosas. Pero con una condición. ―Becca y Misael me miran―, me ayudaran a encontrar una apartamento. No quiero incomodarlos por más tiempo.

****

El aparcamiento estaba lleno, lo que era mala señal, mande a Becca a estacionarse dos cuadras más allá antes de entrar por la puerta detrás del edificio, cruzando el mar de gente que estaba atestando el pasillo hacia llegar a la puerta del apartamento.

Como supuse, el interior, era puro caos. Claramente una fiesta improvisada, con toda la sala a oscuras y personas calentando una improvisada pista de baile. El departamento se habia convertido en un centro nocturno, oscuro y con rayos de luz procedentes de luces incandescentes que rebotaban en las paredes y el suelo.

Pude reconocer la música de Dark Crescendo sonando tan fuerte en los altavoces que me sorprendió que los vecinos no se quejasen por tal estruendo.

Todas las miradas se posaron en mi cuando entre, e inmediatamente supe porque lo hacían. Mi polo, jeans y zapatillas de deporte no eran una mala combinación pero me veía verdaderamente patética en comparación con la mayoría de las demás mujeres que atestaban la habitación.

Sabía que Alan se cansaba rápidamente de ser el centro de atención, así que posiblemente haya huido a alguna habitación en alguna parte. Ese sentimiento me dejo un sabor amargo, pero aún asi era tan masoquista que no puedo evitar mirar por cada habitación que pasaba cada vez más alejándome de la mía.

Sabía que en algún momento, ya sea pronto o tarde terminaría encontrándolo, teníamos cosas de que hablar, asuntos que solucionar…

Miré en la última habitación del pasillo, la que daba justo al frente de Alan. En la habitación que había cometido un estúpido desliz y me había arrepentido de ello.

Y de alguna manera me dolió, verlo ahí de nuevo, verlo con ella de nuevo.

Están recostados. Sólo están recostados. Y claro, ni Alan ni ella llevan puesta su camisa.

Eso es lo que los demás seguramente verían, nada grande comparado a los escándalos que se le atribuyeron, quizá solo estaba exagerando por lo que sentía ahora pero….

Simplemente ya no podía más.

Ya había sido suficientemente utilizada, ya había jugado mucho a ser la niña tonta que tenia esperanza en las personas, creyendo e intentando pertenecer a algo mayor con la esperanza de ser feliz.

Desastrosos Felices para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora