AAshton
Incluso si Dayanne me enseñó a nunca bajar la cabeza ante las cosas, no podía evitar sentirme muy inferior a lo que me estaba pasando ahora.
Y aunque odiara admitirlo quería a mi madre en estos momentos. Sí, lo sé, ya debo haber enloquecido.
Miro a mí alrededor, todo en este lugar está marcado con ese símbolo, el pájaro alzando vuelo y donde de sus alas extendidas caen hojas, inconscientemente llevo mi mano a la pared del tallado.
Vi ese símbolo cuando tenía 10 años, y el recuerdo es agridulce, esa tarde estaba saliendo del colegio, esperando a que algún asistente de mi madre viniera por mí, cuando ninguno llego decidí que podría irme por mi cuenta, estaba en eso cuando varios hombres se pusieron a mí delante y hablaron de llevarme con mi padre.
A esa edad no entendía las implicaciones de qué, por quién era no pudo escogernos o no quiso hacerlo, a mi parecer esos hombres solo querían llevarme con un desconocido. Me asusté tanto que corrí hasta donde mi madre grababa. Su enojo al verme fue sustituido por preocupación al momento que se fijó quienes venían tras de mí, eran tan pocos esos momentos que aunque suene infantil prometí nunca olvidarlos.
Ese en especial.
Cuando ella corrió hacía mí y me abrazo, escondiéndome de esos hombres, actuando como Dayanne Wood, como mi madre y no una supermodelo.
Muy a su estilo gritó que yo era suya y que le dijeran a mi padre que nunca conocería a su hija. Estaba temblando cuando lo dijo. Armó tal escándalo que obligo a los hombres a retirarse. Tan rápido como ocurrió ese momento se desvaneció en el aire, y volvió a ser la fría súper modelo Dayanne Star.
En este momento necesitaba que alguien sacara las garras por mí. Ya que ante esta situación de alguna manera en vez de ser un tigre era un gatito, en este lugar era muy débil.
Con un suspiro me separo de la pared y sigo mi camino. Varias personas me hacen una venía y me saludan con un princesa Ashalia, cuando paso. Y aunque repito firmemente que ese no es mi nombre, lo único que puedo hacer es asentir levemente y seguir mi camino.
Según me contó Karim este es un lugar atrapado en el tiempo, políticamente estable pero gobernado por una monarquía. Es una isla tan pequeña que no le molesta a nadie y nadie le toma interés, mas vienen por la visita a lo antiguo, por esa razón siguen manteniendo costumbres primeras, o eso pienso.
Estoy tan absorta en eso que no noto mi cuerpo chocar contra una figura e impactar el suelo. Unos ojos azules me degollan al mirarme, me toma bruscamente del brazo y me levanta.
—¿Qué hace una prostituta cómo tú en el palacio?
El chico es alto, fuerte, su cabello cae en suaves ondas en su frente y viste de traje, uno antiguo, joder parece un príncipe y... me demora unos segundos que mi mente procese el idioma.
ESTE PRINCESO ME LLAMO PROSTITUTA.
Golpeo su mano duramente, alejando mi brazo en el proceso.
—¿Qué te has creído furcia?
Una mano vuela a mi mejilla, levantó la mía para detenerlo, freno la velocidad pero aun así recibo el golpe.
—No debiste hacerme eso idiota. —digo en un perfecto inglés que lo sorprende y le impide reaccionar—. No soy ninguna prostituta, así que discúlpate.
Tomo su muñeca y retuerzo su mano. Pero es rápido e instruido, me empuja y trastabillo varios pasos y antes que pueda si quiera recomponerme una espada apunta a mi estómago.
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Desastrosos Felices para Siempre
ChickLitTodos dicen que casarse con el hombre de su vida es un cuento de hadas. No podrían estar más equivocados. La vida de la chica de Hollywood, Ashton Wood, está a punto de quedar patas para arriba. Comenzó con un estás castigada, en el medio hubo una b...