Suena el despertador y me dan ganas de revolearlo contra la pared, y ¿qué creen?, yo no me privo de hacer estas cosas, aunque sean mínimas. Y es que agarro el reloj y lo estrello contra la puerta, provocando que escuche un sonido que comprueba que se ha hecho mierda. Suspiro con alivio y me acomodo más en la cama junto a Morcilla, que no se le ha movido ni un pelo por el ruido, y estoy orgullosa de él, es de sueño pesado.
Se sienten unos golpes en mi puerta.
- Abre la puerta, Alena.
- ¡NO!
- ¿De nuevo rompiste el despertador?
- No te interesa, nana.
- ¡Vuelve a hablarme de esa forma, niña! ¡Vuelve a hacerlo!
- No te interesa, nana. Déjame dormir.
- Primer día de universidad, primer día en el que va a empezar a estudiar lo que le gusta, y la señorita solo desea dormir.
- Sí –contesto únicamente y los golpes empiezan a sonar nuevamente.
- ¿Qué pasa, Alena? Sé que estudiar no te atemoriza.
- No, me atemoriza la gente.
- Ay, basta ya. Sal de esa cama y enfrenta al mundo. Ya te dije, dale un puñetazo y listo.
- Mis deditos van a quebrarse.
- Se pega con los nudillos, linda.
- Entonces mis nudillos van a quebrarse.
- Alena, por favor... Enfréntalo.
- Tengo miedo –susurro. Escucho que suelta un suspiro al otro lado y ya sé que me entiende, aunque yo también tengo que cambiar un poco mi actitud.
- ¿Puedes abrirme la puerta? Quiero decirte algo sin que estemos tan cerca de la presencia del vándalo –decido levantarme de la cama y voy a paso lento a la puerta, la cual abro y ahí me encuentro con Priscila, quien me regala una sonrisa tierna. Entra en mi habitación y va a sentarse sobre el colchón. Mi cachorro, que ya ha despertado, va hacia ella y la saluda con lametones en las manos –. Sé que te asusta esto, Alena, pero es solo el principio, porque estoy segura de que te adaptarás a esta nueva rutina, sé que tendrás amigos y sé que te sentirás cómoda. Piensa: estabas igual con la mudanza, y ahora ya te has acostumbrado a no ver tanto a tu abuela y a Kat. Solo dale tiempo al cambio para que se adapte a tu vida y tú también adáptate a este nuevo cambio a tu tiempo, ¿sí? –me quedo unos segundos sin pensar en nada verdaderamente, pero al mismo tiempo con mi cabeza concentrada en todos mis miedos y las formas que tengo de enfrentarlos, y la única forma de enfrentarlos es... plantarse frente a ellos.
Solo eso, plantarse... plantarse... Abrazo con mucha fuerza a mi nana y ella me devuelve el gesto. Una vez que nos separamos, le sonrío y asiento, levantándome y yendo a agarrar el vestido que elegí ayer. Priscila sale de la habitación para que pueda cambiarme y decido, para que todo sea más positivo, poner música. Empieza a escucharse por las cuatro paredes "Crazy in love" y yo me muevo mientras me desvisto. Me pongo el vestido y mis zapatillas y luego me meto en mi baño, donde hago todas mis necesidades, lavo mis dientes y me peino. Mi pelo, que es algo así como de un marrón caca, queda bastante bien, me he hecho dos trenzas arriba y las he atado atrás, como formando una media cola. Salgo nuevamente del baño y me encuentro a Morcilla con ganas de bajar de la cama, lo dejo en el suelo y beso su cabeza justo cuando siento una bocina, la bocina del auto de mi hermano, la que me avisa que debemos irnos. Trago saliva y asiento, vuelvo a besar a mi cachorro y le prometo que volveré más tarde y por mientras se quedará con Priscila.
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En la mente de Alena
RomancePRIMER LIBRO DE LA BILOGÍA "EN LA MENTE DE ALENA." Yo, Alena Calwell, no espero muchas cosas, aunque tengo mis metas, mis sueños... Siempre ando usando la mente. Soy escritora. Mi burbuja es mi zona de confort, y el inminente primer año de Universid...