Capítulo 23

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De algo estoy segura: sé que voy sentada en un auto y estoy rodeada por imbéciles

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De algo estoy segura: sé que voy sentada en un auto y estoy rodeada por imbéciles. Es bueno saberlo.

Aún tengo la boca cubierta, al igual que los ojos, por lo que no puedo hacer prácticamente nada. Además, las manos las llevo atadas sobre mi regazo, lo que me imposibilita lanzar un par de putazos. Gruño por lo bajo y siento una risa. Empiezo a moverme de un lado hacia otro y choco mis hombros con los de ellos.

- Deja de molestar –dice el de mi izquierda. Levanto la cara y coloca sus dedos en mi mentón. Me corro y muevo la boca, soltando palabras. Suspiro cuando me desata.

- Bájenme ahora –suelto sin levantar la voz y tratando de guardar en mi interior la perra que lucha por salir –. Tengo que animar un juego.

- Bueno, creo que te lo perderás. Estamos yendo a encontrarnos con Jefferson –me tenso al escuchar ese nombre.

- ¿Son sus amigos?

- Tal vez.

- Bien. Después, tal vez, detesten estar con él.

- Llegamos –habla el del frente.

Me pongo nerviosa al no ver nada, y los nervios no son buenos en mí, me hacen, gritar, patalear..., insultar y golpear. Prácticamente me movilizan, pero otras veces me la juegan y termino con un charco en mis pies de todo lo que comí en el día.

Se abren las puertas y empiezan a bajar, y cuando me agarran de los brazos, empiezo a moverme. Me zafo de unas manos, pero, al instante, me agarran otras.

- Esto no es un secuestro común a una mascota. Se supone que no deberían estar agarrándome así. Más bien porque lo veo como algo más peligroso que una simple vueltita para que no llegue al juego.

- Cállate y muévete –gruñe el mismo que me hablaba hace un rato.

- Además, es estúpido, hoy no jugamos contra Wandsor. Jugamos contra...

- ¡Cállate!

- Para que sepan, cuando está nerviosa, suele hablar mucho, y más cuando no sabe lo que le espera, así que no hagan callar a mi chica, por favor –me descompongo al oír la voz de Logan.

Nos quedamos quietos y dejan de agarrarme, y podría salir corriendo y huir como una loca saliendo del hospital psiquiátrico, pero siento que, si doy un paso, ya me voy a chocar con algo, y prefiero conservar mis dientes, gracias. Además, me he quedado paralizada. La voz de Logan causa ese efecto en mí, o a veces, como la última vez que nos vimos, me muevo y le araño la cara. Hoy no estoy en ese modo, y más considerando que hay otros chicos que podrían acabar conmigo en un santiamén.

Me quitan la venda de los ojos y me encuentro con cuatro chicos y Logan... Mierda. Mi ex me sonríe y yo me mantengo seria, impasible para que no se dé cuenta de que estoy empezando a sudar y temblar. Rara combinación, sí.

En la mente de AlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora