Capítulo 36

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Entro por la puerta de Starbucks tres días después de nuestra legendaria resaca y Marco está detrás del mostrador mientras Kat prepara muchas cosas al mismo tiempo un poco más alejada de él

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Entro por la puerta de Starbucks tres días después de nuestra legendaria resaca y Marco está detrás del mostrador mientras Kat prepara muchas cosas al mismo tiempo un poco más alejada de él. Me aproximo al pelirrojo y este me regala una sonrisa cuando me ve, abro la boca para hablar, pero me corta con un ademán que hace con la mano. Enarco una ceja.

- Kat ya me ha dicho lo que te gusta. Es una mezcla rara de frutilla, vainilla y caramelo –me guiña un ojo.

- Espero que nadie se entere de este trato especial.

- La gente se desespera por sus bebidas y por la comida, créeme que nadie se dará cuenta.

- Qué bueno. Escucha, Marco, creo que me caes bien –asiente con una sonrisa –. Y yo puedo ser muy buena y parecer más una presa temblorosa que una loba arranca cráneos –entreabre los labios y me mira haciendo una mueca, entre divertido y asustado –. Sería un desperdicio odiar a alguien que se ve muy bueno, por lo que seré clara –avanzo un poco más hacia el mostrador mientras él escribe mi nombre en el vaso –. Si llego a ver a Kat derramar una cochina lágrima por ti, quiero que te consideres, oficialmente... estéril –se ahoga con saliva y se le cae el vaso.

Tose un poco y se palmea el pecho, y menos mal que no hay nadie además de mí, y, bueno, algunas personas sentadas que no nos prestan atención.

- ¿Acabas de amenazarme, Alena? –pregunta medio riendo y yo, a mi vez, también sonrío.

- ¿Todo está bien por acá? ¿Por qué no me pasas el vaso de una buena vez? –aparece Kat y nos mira con nerviosismo.

- Sí, todo está bien. Alena solo me estaba amenazando.

- ¡Mi amor! –me reprende Kat, pero luego aparece una sonrisa –. Bien hecho –Marco pega un salto y abre mucho los ojos –. Lo siento, bebé, pero mi mejor amiga sabe muy bien lo que hace. Yo hago lo mismo –me mira –. Por cierto, se lo hice a Archer... el otro día –ladeo la cabeza –. Cuando me habló por la torta de cumpleaños... Digamos que lo amenacé bastante con respecto a ti. Así que espero que no te haga daño porque, si lo hace, le corto la garganta.

- Oh, genial, ese Archer y yo estamos bajo presión –ambas lo observamos.

- ¿Quieres a mi amiga? –pregunto, enarcando a una ceja –. Dime que es con la única que follas...

- Alto, señorita, que ahí ya entramos en terreno personal –me señala con un dedo –. Pero mierda que me encantan las inmiscuidas –recibe un golpe por parte de las dos.

- No quieres tocarla, tiene un hermano que está a punto de llegar que te arrancará la lengua, además, está comprometida.

- No estoy comprometida, no hay etiquetas, pero sí exclusividad. Lo que, justamente, quiero saber de ustedes. ¿Hay exclusividad? –Marco se pone algo nervioso.

En la mente de AlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora