Capítulo 34

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Me alegra decir que ninguna foto mía se ha publicado y que los cumpleaños de West y River han sido

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Me alegra decir que ninguna foto mía se ha publicado y que los cumpleaños de West y River han sido... impresionantes. Pero ahora estamos en una situación muy diferente...

Miro a mi público y hago grandes reverencias, mientras que, a los otros, sigo haciéndoles señas llenas de burla. Luego, hay una pequeña pelea con el león, que es la mascota que representa a la universidad contra la que competirá hoy la mía, empieza con simples señas, pero luego, gruñidos y empujones... hasta que ya nos estamos agarrando. Le picoteo la cara y el que está adentro del traje me empuja... Y es sacado de mi vista cuando me agarran y giran en el aire, cargándome. Trato de ver entre la máscara de quién carajo se trata y, dado un momento, me encuentro con Archer, quien me deja sentada en el banco donde están los jugadores y me saca la cabeza. Su expresión muestra algo de enojo hacia mí, y yo le muestro una sonrisa cargada de inocencia.

- Te estabas peleando con un león.

- Y habría ganado si no hubieras intervenido.

- Estoy seguro de que sí, preciosa, pero esto es un partido, no un ring –pongo los ojos en blanco y muevo los brazos, haciendo parecer que soy un pájaro enojado ya que mis plumas se agitan, lo que provoca que Archer se ría –. Te ves tan linda... –pongo mala cara.

- Claro. Sudada, con el pelo pegado en la cara... –hago una pausa –. Ah, sí, y emplumada.

- Me gustan las águilas, ya te lo he dicho.

- Y te gusto yo.

- Desde luego. Ahora, ¿me prometes romperte el culo en el campo, pero sin romperle el culo a alguien más?

- Eh, el león se lo buscó. Me gruñó y todo.

- La próxima también me invitas y te cubro –le guiño un ojo y tomo su cara entre mis manos –. ¿Nos vemos en mi auto? –sonríe con picardía.

- No, no puedo. Te dije que hoy me voy a ver a las chichis...

- Bloom, ¡deja a la chica en paz y sal al campo! –le grita el entrenador.

- Igual nos veremos y me despediré de ti –le aseguro.

- Y te llevo al aeropuerto.

- No hace fal...

- No era una pregunta.

- Miau –sonríe, me da un pico en los labios y luego sale a jugar junto a los otros muchachos.

West y River, a quienes no he visto mucho en estos once días que han pasado desde que Archer y yo empezamos a tener actividades... camísticas, sí, me hacen señas de victoria y me lanzan besos.

Permanezco sentada en el banco mientras las porristas se mueven y bailan. Malena está entre ellas y levanta la pierna hasta que le toca la cara. Madre de Dios, quién puede hacer eso además de ellas. Y no es que quiera hacerlo, sino que me sorprende.

En la mente de AlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora