- ¿Quieres que te mande fotos? Quiero una opinión profesional.
- ¿Y a mí me pides una opinión profesional?
- Por supuesto, ¿a quién más sino? –Archer se ríe por lo bajo.
- Me gusta que pidas mi opinión, aunque sabes que te la tienes que pasar por donde sea, ¿no?
- Exactamente. ¿Cómo estás? –le pregunto y él vuelve a reír.
- Estoy bien –pero noto algo en su voz, aunque quiso apaciguarla, no le ha salido.
- ¿Qué pasó?
- Nada, magia, en serio. No te preocupes por mí y empédate esta noche. Disfruta mucho con Kat.
- Y con los chicos que conocimos en el restaurante.
- Así es –se ríe..., pero tose, lo que me hace entrar en pánico.
- Archer.
- No.
- Archer...
- No, Alena.
- Por favor.
- No, amor –susurra, y yo me quedo muy quieta en el pasillo de camino al baño. ¿Acaso acaba de llamarme...? –. Déjalo así que estoy bien si tú estás bien. ¿Estás bien?
- Estoy... bien.
- Me siento mucho mejor escuchándolo.
Cuando cortamos, le mando una foto de cuerpo completo con mi vestido negro pegado al cuerpo y mis botas altas, bueno, las de Kat. A lo que me responde:
"Estás preciosa."
Y, desde luego, no puede faltar un cometario algo subido de tono, pero apago el teléfono, llevándome las manos a la cara y tratando de ignorar las palabras.
Kat entra y es mi salvación. Me mira fijamente, abriendo mucho la boca.
- Pero, mujer... Te doy, y no consejos. Más bien unos buenos azotes en ese culo –me da una nalgada y suelto una carcajada.
- Estás hermosa –le digo, y es la verdad.
Su vestido blanco la hace lucir como una diosa, y esos tacos hacen parecer sus piernas mucho más largas de lo que son.
- Deja que te maquille.
- De acuerdo.
- Ya entendí por qué insististe tanto en permanecer fuera de casa durante la tarde –comenta mientras me aplica base –. Me encantó la sorpresa... y ese regalo. Gracias, Alena –la sorpresa era simple, solo iban a regalarle una cámara profesional, y digamos que..., bueno, yo se la compré, y sus padres le dieron otra de fotos instantáneas y varios rollos para que pueda sacar muchas fotos esta noche y tengamos polaroids de recuerdo. Además, también hicieron una torta y colgaron globos y carteles con miles de frases hacia su hija, demostrándole su orgullo y cuánto la aman, por lo que Kat se largó a llorar sobre mi hombro.
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En la mente de Alena
RomancePRIMER LIBRO DE LA BILOGÍA "EN LA MENTE DE ALENA." Yo, Alena Calwell, no espero muchas cosas, aunque tengo mis metas, mis sueños... Siempre ando usando la mente. Soy escritora. Mi burbuja es mi zona de confort, y el inminente primer año de Universid...