Capítulo 39

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El timbre suena y miro a los que están a mi alrededor

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El timbre suena y miro a los que están a mi alrededor. Bastian corta unas verduras, Priscila prepara un par de tragos, Archer revuelve algo que hay en la olla y lo condimenta, y Morcilla se dedica a hacer de aspiradora por si a alguien se le cae algo de comida... mientras que yo elijo la música y bailo un poco. Entonces, los ojos de mi nana me avisan que debo ir a abrir, por lo que hago mover mis piececitos y voy hacia la puerta, y cuando la abro, me encuentro con Albert Rodes con un traje puesto y una botella de vino en cada mano. No puedo evitar reírme ante esto y lo invito a pasar.

- Feliz cumpleaños, Albert.

- Por Dios, hija, por fin me llamas por mi nombre –y por un momento temo que comente algo sobre las fotos, pero no lo hace, lo que me lleva a sentir un poco de alivio, ya que, o lo sabe y se está haciendo el tonto, o no lo sabe.

- Bienvenido –se escuchan los ladridos y en menos de dos segundos, mi perrito lo saluda –. Él es Morcilla –suelta una carcajada y yo enarco una ceja, lo que hace que deje de reír al instante.

- Qué nombre... poco común, creo que me agrada –me guiña un ojo y vamos hacia la cocina, donde Archer y Bastian lo reciben con abrazos y palmadas en la espalda.

Y todo se torna interesante cuando los ojos de Rodes se encuentran con los pares de Priscila, haciéndome notar que están teniendo un flechazo de amor a primera vista. Golpeo a mi hermano cuando se ríe y volteo a ver a Archer, que sigue con su cara algo inflamada y morada, pero con esa sonrisa tan característica en él. Carraspeo para hacer despertar a los señores, aunque se han quedado tildados, entonces voy hacia Rodes y le arrebato los vinos, sin que se percate siquiera... Y llega la mejor y peor parte, y es que el hombre parece ser un coqueto; se le acerca a mi nana, toma su mano con delicadeza y se la lleva a los labios. Ladeo la cabeza, frunciendo los labios: ha sido bastante chispeante, si preguntan mi opinión.

- Pri, se va a quemar lo que sea que tengas en el sartén –y eso basta para que ella vuelva a la realidad.

Saluda a Albert y lo felicita y luego se pone a hacer lo suyo en la cocina mientras que yo, a su lado, me sirvo un poco de vino. También le paso una copa a ella, y una Archer.

Bastian sale por la puerta de la cocina con Rodes y empiezan a hablar animadamente. Sonrío un poco al ver los gestos del decano, las palmadas en la espalda, la mano en el hombro... o cuando le revuelve el pelo...

"Basta ya."

Tienes razón.

Asiento y me pongo a hacer un par de cosas mientras Bloom pone la mesa. Una vez que todo está listo, Bastian y Rodes vuelven, y el segundo ocupa mi lugar en la mesa, justo el que está al lado de Priscila, pero obviamente que no me molesta, es más, esas miraditas nerviosas y pequeñas sonrisas me hacen sonreír a mí.

- Bien, pueden empezar a servirse lo que deseen, y lo mismo digo con las bebidas, que, si bien es lunes y mañana todos madrugan, no pasa nada por consumir un poco –frunzo el ceño hacia mi nana, que ya se pone loca si cenamos después de las diez de la noche cuando no es fin de semana.

En la mente de AlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora