La puerta de mi habitación se abre de una patada y Morcilla salta y se cae de la cama. Abro mucho la boca y lo levanto del suelo, volviendo a apoyarme sobre el colchón. Miro hacia el frente y ahí me encuentro con Prisci y Bastian en la puerta, con una bandeja llena de comida y con globos en forma de corazón y otros que forman un diecinueve, la edad que estoy cumpliendo hoy. Mi hermano aplaude mientras se acercan y ambos cantan, entonces, una vez que dejan la bandeja sobre la cama, Priscila, volviéndose loca, saca un tubo, tira de una piola y salta el confeti de diferentes colores. Abro mucho los ojos y Morcilla se queda mirando la escena y preguntándose: "¿acasho eshtosh humanosh no shon normalesh?". Mierda, debo dejar de pensar que habla de esa forma, pero es tan tierno...
Las manos de mi nana toman mi rostro y posa sus labios sobre mis mejillas y frente con fuerza, notando que deja su labial sobre mi piel. Atrae hacia mí la bandeja, quitándole un poco el confeti y el moño que la adorna. Luego Bastian se tira sobre mí y me aplasta debajo de su cuerpo. Yo grito a todo volumen y empiezo a retorcerme cuando su mano se entierra en mis costillas, causando cosquillas. Priscila se ríe mientras que Morcilla ataca al excremento con garras y dientes... y lengua.
- Basta, basta... ¡Basta, Bastian! Nana, quítamelo de encima... ¡AHHH! –grito, y es cuando mi hermano se digna a dejarme en paz, soltando carcajadas al verme encogida en mi cama.
- Feliz cumpleaños, mocosa del demonio –revuelve mi pelo y Pri lo fulmina con la mirada por el apodo.
- ¿Qué hemos dicho sobre esos...?
- Ay, Pri, calma. Hoy es un día para festejar y me andas retando por decirle mocosa del demonio a la mocosa del demonio.
Los tres terminamos por reírnos y se sientan junto a mí, y empezamos a compartir el desayuno mientras mi perro nos observa con severidad por no obtener absolutamente ningún bocado.
Cuando llegamos a la universidad, no me sorprendo al ver a la orquesta entonando la canción de cumpleaños, a algunas porristas saltando, entre ellas, Malena. Algunos jugadores de lacrosse, incluyendo mis amigos. Una pancarta que dice: "Feliz cumpleaños a nuestra Águila". Qué bien que dijeron "Águila" y no mascota. Me bajo del auto y, sonriendo, saludo a todo el mundo.
Los primeros abrazos llegan, que son los de Quinn, June y Male. Luego vienen River, West..., algunos jugadores palmean mi espalda con fuerza, aunque no parecen notar que me duele ya que deben estar acostumbrados, las porristas se sacuden y también me abrazan, excepto por Brisa, que no la veo por ningún lado.
La gente, después de los gritos de Astor y otros del decano, empiezan a dispersarse. Pero Rodes se abre paso entre ellos y viene hacia mí, y me sorprendo demasiado cuando me abraza, felicitándome y deseándome muchos años más.
Bastian pasa por mi lado, guiñándome un ojo... y salto en el lugar cuando unos brazos me abrazan desde atrás y un mentón se apoya en mi hombro. Y como sé quién es, me quedo tranquila, aunque también tiesa por su cercanía. Empieza a tararear bajito mientras se mece.
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En la mente de Alena
RomancePRIMER LIBRO DE LA BILOGÍA "EN LA MENTE DE ALENA." Yo, Alena Calwell, no espero muchas cosas, aunque tengo mis metas, mis sueños... Siempre ando usando la mente. Soy escritora. Mi burbuja es mi zona de confort, y el inminente primer año de Universid...