Parpadeo un par de veces, sintiendo un dolor punzante en las sienes. Todo está a oscuras y ningún ruido, además de unas voces amortiguadas y el de alguien tocando la guitarra a mi lado, se siente. Muevo los ojos y ahí, sentado en un sillón en la otra punta de mi habitación, está Archer con la linterna de su celular prendida y practicando algunas notas y juntándolas, creando una melodía dulce que hace que suspire. Sus ojos, cansados, se encuentran conmigo, y al verme despierta, deja el instrumento a un costado y se acerca a mí con el ceño fruncido. Se sienta en la silla junto donde estoy acostada... Entonces noto que estamos en el hospital y que tengo una bolsa de suero al costado, sintiendo una sensación rara por el catéter en mi mano.
- Alena –dice con algo de dureza –, ¿puedes decirme por qué no te has estado alimentando bien estos días? Priscila tuvo que dar explicaciones de por qué estás con la presión por el suelo y posiblemente deshidratada...
- Perdón...
- No, magia. Si te sentías mal...
- Estaba nerviosa, ¿sí? Logan me había acorralado el lunes y me sentí poco segura en cualquier lugar, incluyendo mi casa porque nadie me hablaba.
- ¿Por qué no hablaste conmigo?
- Porque ya estoy harta de tener que dar aportaciones que solo nos hacen daño a los dos.
- Te haré una pregunta...
- No quiero.
- Alena, te voy a hacer una pregunta: ¿cómo te sientes cuando yo te cuento cosas que nos hacen mal a los dos? –aprieto los ojos por unos segundos, cruzándome de brazos y apuntando la cabeza hacia otro lado.
- Deja de ser tan moralmente correcto, tan empático... Me siento aliviada –suelto de repente –, porque sé que sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.
- Perfecto, así me siento yo. No me importa que tengas cosas malas que decir y malos sentimientos, Calwell, porque en esta relación estamos para los momentos de risas y los terribles. Porque sí, han pasado cosas terribles desde que nos conocimos hasta ahora, y te aseguro, Alena que, como te dije anteriormente, me conoces mejor que nadie.
- Tú... también.
- Dios, cuando te desmayaste entré en pánico.
- Pero estoy bien.
- Eso espero –sonríe un poco –, y espero que te prepares, porque saldremos de acá y te compraré una hamburguesa del tamaño de tu cara –me río un poco y ahora entrelazo mis dedos con los suyos.
- Hola, luz de luna –susurro y Archer acaricia mi mejilla.
- Hola, magia –hace una pausa y parece acordarse de algo –. Tengo que leer lo que has escrito hasta ahora –bufo.
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En la mente de Alena
RomancePRIMER LIBRO DE LA BILOGÍA "EN LA MENTE DE ALENA." Yo, Alena Calwell, no espero muchas cosas, aunque tengo mis metas, mis sueños... Siempre ando usando la mente. Soy escritora. Mi burbuja es mi zona de confort, y el inminente primer año de Universid...