Capítulo 50: Llegamos

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Tras dos días y una noche, Briiss y Kili habían llegado al umbral de Rivendel. Durante ese trayecto, Briiss tuvo la sensación de que algo o alguien los vigilaba, pero pensó que eran simples ilusiones suyas.

Briiss observaba de nuevo la entrada de aquel hermoso lugar. Ambos andaron y cruzaron el arco de piedra tallada que hacía de entrada.

-¿Quiénes sois? - apareció un elfo.

-Oh, hola. - saludó Briiss intentando ser simpática. - ¿No nos recuerdas?

Ese elfo, Lindir, entrecerró los ojos analizando a los dos enanos.

-Oh, sí. ¿Qué os trae por aquí? - preguntó Lindir manteniendo la firmeza.

En ese momento, Elrond bajó las escaleras de piedra y una sonrisa apareció en su rostro.

-Me alegro de veros. - saludó acercándose a Briiss y a Kili. - Creí que no volvería a saber de vosotros después de la batalla en la montaña solitaria.

-¿Cómo lo has sabido?

-Me he mantenido informado. - asintió Elrond no muy contento. - Y también me han dicho que fuiste tú quién salvó a Thorin Escudo de Roble.

Una sonrisa de vergüenza apareció en el rostro haciendo que bajara la vista al suelo. Elrond y Kili la miraron con unas amplias sonrisas.

-¿Por qué no pasáis y me contáis qué os ha echo volver por aquí? - rompió el silencio Elrond.

-Te lo agradecería mucho. - bromeó Briiss.

Elrond les invitó a guardar sus pertenencias en una habitación. Cuando estos lo hicieron y salieron de los aposentos, un elfo los condujo hacia donde Elrond había pedido que los llevaran. Elrond estaba sentado en una mesa dónde la compañía fue invitada a comer por primera, justo al lado del pedestal de piedra.

-Me alegro de que hayáis venido. - confesó Elrond. - Pero decidme primero, ¿qué intereses os ha echo volver?

-Elrond, ¿ocurre algo? - preguntó Briiss algo preocupada.

Elrond miró a ambos mientras echaba un silencioso suspiro.

-La batalla que surgió en el umbral de la Montaña, no fue una batalla normal. Gandalf dijo que...

-¿Gandalf? - interrumpió Kili.

-¿Está aquí? - siguió Briiss algo contenta.

-Eh... Sí, está aquí. - sonrió Elrond. - Pero ahora está ocupado.

Briiss asintió sonriente y se dispuso a continuar con la conversación.

-Supongo que Gandalf te habrá informado sobre... nuestra situación. - murmuró Briiss tímidamente con una sonrisa.

-Sí, me ha informado bien. - sonrió Elrond mirando a Kili.

-Elrond, la razón por la que hemos venido, bueno... sólo me incumbe a mi, pero si Gandalf te ha informado bien, sabrás porqué Kili está aquí. - murmuró con vergüenza, y Elrond asintió. - Yo... quería saber si tú podías darme más información... sobre mi madre.

Elrond alzó las cejas sorprendido, pero una sonrisa apareció en su rostro.

-Claro. - asintió Elrond. - Pero durante al menos dos o tres días, estaré ocupado entre reuniones importantes. Pero os invito a quedaros todo el tiempo que necesitéis.

-Gracias. - dijo Briiss.

-Ahora, si no os importa, voy a comprobar si nuestro mago ha terminado su charla. - se despedía Elrond levantándose de la silla. - Le avisaré que habéis llegado.

-Está bien. - asintió Briiss sonriente.

Elrond estaba a punto de irse, pero pensó que fue un maleducado al no ofrecerles nada de comer.

-Disculpad mis modales, ¿tenéis hambre?

-No, gracias. - respondió Kili.

Elrond asintió y se marchó. Briiss miró a su alrededor, y estaba feliz de haber llegado por fin a su destino y de haber sido bien recibida de nuevo. Kili miraba a Briiss sonriente. A sus ojos parecía una feliz niña ojeando un juguete nuevo. Briiss se percató de la mirada de Kili, y le preguntó sorprendida qué ocurría.

-Parece que tengas un juguete nuevo. - respondió Kili.

Briiss le dedicó una sonrisa y le dijo:

-Estoy contenta de haber llegado.

Kili y Briiss esperaron unos minutos más hasta que el mago apareció con una gran sonrisa.

-¡Gandalf! - fue corriendo Briiss hacia él para darle un abrazo que fue correspondido.

-¡Briiss! ¡Kili! - exclamó el mago sonriente. - ¿Cómo ha sido el viaje?

-Como era de esperar. - sonrió Briiss. - Genial.

-Me alegro. - murmuró el mago.

-Dime, ¿qué haces aquí? - preguntó Kili.

Gandalf suspiró y les respondió apenado:

-Aún no puedo deciros nada, pero pronto lo sabréis.

Ambos asintieron extrañados, pero no añadieron nada más para no atosigar al mago.

-Briiss, mañana me gustaría presentarte a alguien que conocía a tu madre muy bien. - sonrió Gandalf.

-¿Presentarme a alguien...? - preguntó sorprendida. - ¿Quién és?

-Ya lo verás... - sonrió el mago.

Briiss alzó las cejas con gran incertidumbre.

-Debo de reconocer que ahora me has dejado intrigada. - se rio Briiss, al igual que el mago por su comentario. - Y... ¿cómo fue el festín de Thorin?

-Todos alegres y felices. - murmuró el mago con una mirada sincera. - Gracias a ti.

-¿Por qué os comportáis como si me debierais la vida? - espetó nerviosa Briiss.

-Bueno, al menos Thorin lo hace. Tú le salvaste, y... siempre lo recordará. - sonrió el mago.

La imagen del rey enano pasó como un rayo por la mente de Briiss y una pequeña sonrisa brotó.

-¿Dónde está Bilbo? - cambió de tema Kili.

-Bilbo ha regresado a su hogar. - dijo con una sonrisa forzada, que, sin querer, se borró insegura.

-Gandalf, ¿estás bien? - preguntó Briiss al ver el rostro del mago.

-¿Eh? Oh, sí, sí. No es nada. - volvió a sonreír el mago. - ¿Por qué no vamos a dar una vuelta?

Misión: EreborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora