Capítulo 32: Lo saben

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Elfos y hombres se encaminaron hacia la montaña. Thorin era el centro en la fila que formaban en el camino de ronda.Fili estaba a su derecha y Kili a su izquierda. Briiss estaba al lado de Fili, mirando como se acercaban los centenares de soldados. Cada vez más se podían reconocer los rostros de Bardo y Thranduil montados en sus caballos. Cuando estos estubieron frente a la puerta, Thorin disparó una flecha en los pies del alce del que Thranduil iba montado como aviso.

-¡La siguiente te la clavaré entre los ojos...! - amenazaba Thorin alzando el arco apuntando con una flecha.

Thranduil lo miró serio, y los elfos comenzaron a apuntar con sus arcos hacia los enanos. Estos se agacharon miedosos, excepto de Thorin, que miró a Thranduil con una mirada penetrante. Thranduil levantó la mano en señal de que guardaran sus arcos, y los elfos obedecieron disciplinadamente.

-Venimos a decirte... - decía Thranduil con una voz profunda. - ...que hemos aceptado el ofrecimiento del pago de tu deuda.

-¿Qué pago? - preguntó Thorin, aún apuntando con el arco. - Yo no os he dado nada. ¡No tenéis nada!

Thranduil miró sonriente a Bardo, quién sacó de su bolsillo una cosa que no se esperaban para nada.

-Tenemos esto. - alzó Bardo la Piedra del Arca.

Thorin impactado, bajó lentamente el arco, sin dejar de mirar la piedra.

-Tienen la piedra del arca. - dijo Kili sorprendido. - ¡Ladrones! ¿Cómo habéis conseguido la relíquia de nuestra dinastia? ¡Esa piedra pertenece al rey!

-¡Y el rey puede recuperarla...! ¡No nos oponemos!- dijo indiferente Bardo, guardándose la piedra en su bolsillo. - Pero antes, debe hacer honor a su palabra.

Thorin empezaba a enfurecerse, pero luego pensó que esa piedra, no era la Piedra del Arca porque no era posible que hubieran entrado en la montaña. Briiss se sentía muy mal en esa situación, sobre todo cuando, de vez en cuando, Bardo la miraba.

-Nos tomas por tontos... - susurró Thorin. - Es una treta... Una argucia. ¡La piedra del arca está en esta montaña! ¡Es una trampa!

-No... No es ninguna trampa. - se escuchó la voz de Bilbo.

Automáticamente, los enanos se giraron en dirección al hobbit. Briiss miró a Bilbo impactada porque sabía perfectamente que si Bilbo les había entregado la piedra, Thorin no sería piadoso.

-Es la piedra auténtica. - dijo Bilbo acercándose a Thorin cada vez más. - Se la he dado yo.

Thorin, temiendo lo que acababa de decir Bilbo, lo miró lentamente. Hasta que su mirada se llenaba de furia.

-Tú... - murmuró Thorin mirando a Bilbo.

-La cogí como mi catorceaba parte. - dijo Bilbo con nerviosismo.

-Me has robado a mi... - murmuró de nuevo.

-¿Robarte yo? No, no. Puede que sea un saqueador, pero me tengo por uno honrado. - dijo Bilbo - He renunciado a mi única reclamación.

 -Tu única reclamación... - se burló Thorin. - ¿Qué reclamación? ¡Tú que vas a reclamarme miserable rata!

Briiss se asustó al ver así a Thorin y más por el estruendo que hizo al tirar el arco al suelo. Thranduil y Bardo contemplaban el espectáculo, y Bardo temeroso de que Thorin le hiciera algo a Bilbo.

-Yo quería dartela... - murmuró Bilbo. - Muchas veces iba a dártela pero...

-¿Pero qué, ladrón...? - le escupió Thorin.

-¡Has cambiado, Thorin...! ¡El enano que pude conocer en Bolsón cerrado jamás habría faltado a su palabra! - le espetó el hobbit. - ¡Nunca habría puesto en duda la lealtad de los suyos!

Misión: EreborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora