Capítulo 67: Juntos, y para siempre

896 53 3
                                    

Briiss se despertó algo aturdida por el desmayo, y se encontró sola en su habitación con el vestido ensangrentado aún puesto. Decidió cambiarse y ponerse otra cosa antes que llevar puesto eso, porque se convirtió en un mal recuerdo, por bonito que fuera. Se puso sus pantalones, sus botas y su camisa blanca. Salió en busca de respuestas, en busca de Gandalf, aunque le doliera la cabeza un poco. Llegó a la sala del torno y pudo obsrvar que se encontraba Gandalf, Bruss, Thorin, Bilbo y Kili. Sin dudarlo, Kili la recibió con los brazos abiertos y la abrazó.

-Gandalf, ¿qué ha significado todo esto? - preguntó Briiss una vez separada de Kili.

El mago suspiró y le comenzó a explicar:

-Lerth, hermana de tu madre... Hijas de unos elfos no sirvientes... La madre murió al caer de un acantilado, él era perseguido por unas personas que le reclamaban dinero que un vez el pidió... Las dejó a cargo de la Dama Galadriel, pero el se fue, y no supieron más de él... Cuando Hyellë creció, se fue hacia Rivendel a ejercer de sirvienta y ganar algunas monedas, para poder así llevarse a su hermana con ella... Pero Elrond le dijo que era una locura, ya que no tendrían protección ahí fuera... Entonces, Hyellë se quedó en Rivendel y Lerth en Lórien... El resto ya lo sabes, pero Lerth lo tomó muy mal y fingió su muerte para escapar y... cumplir venganza...

Briiss no podía asimilar lo que estaba escuchando. Cerró los ojos mientras cogía aire y preguntó:

-¿Qué hora es?

-Está anocheciendo – respondió Bilbo.

Briiss asintió y les dijo algo mareada:

-Me voy a tomar el aire a fuera...

Nadie reprochó nada y dejaron que se marchara. una vez allí, Briiss se apoyó en la pared y cerró los ojos sintiendo, de nuevo, la brisa por su rostro.

-Briiss... - escuchó una voz detrás de ella.

Se giró y pudo ver al hobbit algo preocupado.

-Hola, Bilbo – sonrió.

-¿Estás bien? - preguntó manteniendo la preocupación.

-Sí, solo estoy algo... mareada – suspiró.

-Lo entiendo...

-Bilbo... - murmuró Briiss sin mirarle – Sé que esto es confuso, y Thorin me dijo que no te lo contara pero...

-No hace falta – la interrumpió -, lo sé todo.

-¿Qué?

-Sí, pedí una explicación por lo sucedido, ya que no entendía nada de lo que ocurría. Siento mucho lo que te pasó.

Briiss sonrió sin añadir nada, solo asintió.

- puedo unirme? - apareció otra voz detrás.

Ambos se giraron y vieron a Kili.

-Claro – sonrió Briiss con los brazos cruzados.

Kili abrazó por detrás a Briiss sin decir nada. Los tres observaban como el sol se despedían y la luna comenzaba a ascender, hasta que Kili, sonriente, le preguntó a Bilbo:

-Bilbo, ¿te importa que me la lleve?

-Eh... No, claro – soltó una carcajada.

-¿A dónde vamos? - preguntó sorprendida Briiss.

-Sígueme – sonrió Kili cogiéndole la mano.

Ambos fueron a paso ligero, pero Briiss no tenía ni idea hacia dónde. Llegaron hasta un balcón muy amplio, dónde se encontraba Gandalf sonriente con el mismo libro que la boda y rodeado de velas en candelabros.

-¿Qué es esto? - rio Briiss.

-Briiss – se arrodilló Kili, ¿quieres casarte conmigo?

-Con una ve que me lo pidas basta, ¿lo sabes , no? - bromeó.

-No me has entendido – sonrió -. ¿Quieres casarte conmigo, aquí y ahora?

-¿Ahora? - rio sorprendida.

-Exacto, ahora – se levantó del suelo.

Briiss, miró a Gandalf algo confusa y se lo encontró sonriendo.

-Sí – soltó.

Ambos sonrieron, y Gandalf comenzó a leer las hojas del libro, pero Briiss lo interrumpió y le preguntó:

-Gandalf, ¿te importaría pasar al "si, quiero"?

-Claro que no – dijo soltando una carcajada, y Kili ya le puso el anillo a Briiss y ella a él-. Kili, ¿aceptas a Briiss como legitima esposa, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la adversidad y en la prosperidad, y así amarla y respetarla todos los días de tu vida?

-Sí, quiero – sonrió Kili.

-Y tú, Briiss, ¿aceptas a Kili como legitimo esposo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la adversidad y en la prosperidad, y así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

-Sí, quiero – sonrió Briiss.

-Yo so declaro, marido y mujer – sonrió Gandalf -. puedes besar a al novia.

Briiss se avalanzó sobre Kili rápidamente y lo besó. No era la boda que pensaron en un principio, pero fue igual de especial que cualquier otra. Salieron del balcón felices y se encontraron a Bruss, Thorin, Fili y a Bilbo sonrientes y aplaudiendo.

-¿Lo sabíais? - sonrió Briiss.

-Claro, pero eso hace solo unos minutos antes de que comenzara la ceremonia – sonrió Fili.

-¡Y ahora, a celebrarlo! - apareció el amgo sonriente detrás de la pareja.

Después de eso, un montón de personas apareció y montó en un periquete un gran banquete de boda. Se encontraba toda la Compañía, gente de Valle y Bardo, quién iba acompañado de sus tres hijos y de Mel. Briiss y Kili se sorprendieron al verla y fueron a saludar y a preguntar.

-Hola, Bardo – sonrió Briiss pícaramente.

-Hola, Briiss – suspiró Bardo sabiendo a qué se refería la recién casada -. por fin, ya lo habéis echo.

-Sí – sonrió Kili.

-Pues hay que celebrarlo – sonrió Bardo.

-Felicidades, Señorita Briiss – saludó sonriente Mel.

-Gracias, Mel – sonrió Briiss.

-Me alegro mucho por vos – añadió Mel.

-Y yo me alegro de verte aquí – sonrió Briiss de la lado.

-¡Briiss! - se escuchó una voz detrás de ella.

Se trataba de toda al Compañía, que estaban alegres por saber que Kili y ella había contraído matrimonio por fin. La cena fue la mejor que Briiss tuvo nunca. Todos, absolutamente todos, estaban sonrientes y felices. La comida era deliciosa, y Briiss no paraba de sonreírle a Bardo bromeante por Mel. Cantaron canciones e hicieron discursos, y unas pocas lágrimas salieron en los ojos de algunos invitados. Briiss y Kili fueron a dar una vuelta cogidos de la mano, y sintiendo la felicidad de estar recién casados. Iban a ir al balcón que había en la entrada, pero se pararon al ver algo que les hizo abrir los ojos como platos: Bardo y Mel besándose. Retrocedieron intentando no hacer ruido y se fueron entre risas. Volvieron a la mesa, y no podían evitar sonreír al mirarse al uno al otro. ahora, por fin, estaban juntos y para siempre.

Misión: EreborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora