Capítulo 57: ¿Qué pasa?

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Briiss se despertó poco a poco, estirando cada extremidad de su cuerpo. Echó un gran bostezo y miró a su alrededor con la esperanza de encontrarse a Kili, pero no fue así. El lado de la cama de Kili estaba vacío y arrugado. Briiss sintió tristeza porque realmente estaba sintiendo que Kili le ocultaba algo, y probablemente ese algo no fuera bueno...

Fuera de esos pensamientos, Briiss se vistió, se puso las botas y se disponía a salir a buscar a Kili, pero en cuanto abrió la puerta, se encontró a tres elfas con distintos objetos en sus manos.

-La dama Galadriel nos ha dicho que necesitarías un baño y ropajes nuevos. - dijo la elfa del centro.

-Oh, no será necesario... - decía Briiss, pero sus palabras no sirvieron de nada, ya que las elfas entraron sin hacerle caso omiso y la empujaron hacia el cuarto de baño.

-¡Eh, he dicho que no hace falta! - espetó ella haciendo esfuerzos para deshacerse de esas elfas, pero nada.

Las tres elfas asearon a Briiss con delicadeza pero con agilidad, ya que Briiss intentaba escabullirse de cualquier forma de aquella situación. Cuando terminaron de bañarla, la secaron y la dejaron sola en el baño con unas prendas que no eran las suyas. Briiss alzó maravillada aquella prenda brillante y blanca que se encontraba en un mueble cerca de ella. Era un vestido élfico y, en el suelo, habían unas zapatillas blancas y aparentemente confortables. Se probó aquellas hermosas prendas y, la verdad, parecía que estaban echas a su medida. Cuando abrió la puerta del baño para salir, se encontró con las mismas elfas sentadas en la cama.

-Y ahora, debemos peinarte. - dijo una elfa alzando un cepillo.

Dicho, y echo. Las elfas dejaron el cabello de Briiss suave y suelto. Su cabello desprendía un dulce aroma que, al olerlo, cerrabas los ojos. Una vez limpia, vestida y peinada, ahora sí que se disponía a buscar a Kili. Bajó las largas escaleras y, cuando faltaba menos de la mitad para pisar tierra, vio a Kili y a Galadriel dando un lento paseo mientras hablaban. Briiss se petrificó, sin decir nada y sin nunca mueca en el rostro. ¿A qué venía tanto secreto?¿A caso Kili sabía algo que ella no sobre... Sauron?

Decidió no interrumpirlos, entonces se fue a dar una vuelta sola. Bajó las escaleras y andó observando cada cosa nueva para ella.

Mientras tanto...

-Entonces... ¿cuando cree que estará listo...? - le preguntó Kili a Galadriel.

-Mañana, e incluso puede que esta noche. - le sonrió Galadriel. - Mientras tanto, sé paciente.

Galadriel se calló por unos segundos mirando hacia el suelo seriamente, hasta que la alzó para poder ver a Briiss andar sola a lo lejos.

-Creo que deberías acomapñarla. - le sonrió Galadriel a Kili, y este miró hacia donde miró la elfa hace nada.

Kili vio a Briiss de espaldas andar sola. La vio de espaldas pero, sintió que estaba hermosa con tan solo ver aquel hermoso vestido y su cabello flotar con el viento, y deseaba correr hacia ella. Kili miró a Galadriel suplicante para que le dejara ir, y esta dijo sonriente:

-Corre, o la perderás de vista.

Kili sonrió y fue hacia ella.

-¡Briiss! - exclamó Kili mientras corría hacia ella, y esta se giró para verlo.

Kili se paró cuando estuvo a un metro de ella.

-Buenos días. - le sonrió ella.

-Buenos días... - murmuró perplejo de lo bella que estaba. - Estás... preciosa.

Briiss no pudo evitar sonrojarse y sonreír tímidamente.

-¿Me concedes este paseo? - le ofreció el brazo Kili.

Briiss le sonrió y entrelazó su brazo con el de él, y así comenzaron un paseo matutino. Briiss estaba como impaciente por preguntarle sobre qué demonios hablaban él y Galadriel, pero creía que le haría parecer que estuviera celosa.

-¿Estás bien? - preguntó Kili al verla tan callada y seria. - Pareces triste...

-No, no, no. - mintió. - Estoy bien, no es nada.

Kili alzó las cejas para que viera que no se lo creía en absoluto, y ella, al soltar un suspiro, dijo:

-Es sólo que... te veo mucho con la dama Galadriel.

-¿Estás celosa? - bromeó riendo Kili.

-¡No es eso en absoluto! - espetó.

-No es lo que parece...

-¡No... pe... es que...! - intentaba decir, pero se cortaba con las palabras, y Kili se reía al verla.

-Vale, vale, vale. ¿Entonces, qué es?

Briiss suspiró levemente y se lo contó.

-Pues... ¿por qué hay tantos secretitos? Quiero decir... ¿me estáis ocultando algo sobre... Sauron, sobre mi madre?

Kili borró su sonrisa de la cara y le dijo:

-No, no es nada sobre eso.

-Entonces, ¿qué? - preguntó en un murmuro, ya preocupada.

-No puedo decírtelo aún.- objetó Kili mirándola a los ojos. - Pero pronto lo sabrás.

Briiss bajó la vista al suelo, impaciente. Kili levantó su barbilla y le murmuró:

-Eh. No debes de qué preocuparte, y mucho menos estar celosa.

-¡Que no estoy celosa! - espetó entre risas Briiss, y Kili sonrió al verla más animada.

-Tú sólo... espera. - le pidió él ahora serio, y ella asintió.

Ambos volvieron con su paseo, para ver lo que contenía ese bosque tan hermoso. Disfrutaban de cada cosa que veían, porque nunca antes lo vieron. Briiss estaba empezando a olvidar todos sus impacientes pensamientos, y comenzó a hacerle caso a Kili.

Se pasaron el día observando cada objeto o planta que rodeaban a los elfos. Ahora que la noche había caído, se encontraban junto a Galadriel, hablando sobre... ya sabéis.

-Elrond nos lo contó todo. - murmuró Briiss. - Sobre... quién tu ya sabes.

-Lo sé. - afirmó la elfa seria. - Por eso te pedí que tuvieras cuidado.

-Podrías habérmelo contado desde un principio, - le replicó Briiss – pero supongo que lo hacías para protegerme.

-Y, ¿qué es esa historia del anillo? - preguntó curioso Kili. - Sé de quién es, y porqué, pero... no entiendo qué relevancia tiene ese anillo.

-El anillo hace invisible a cualquier ser que se lo pusiera, a excepción de su dueño. - informó Galadriel. - Aunque tuviera un afortunado poder, el anillo solo tiene un dueño. Un único dueño. Y lo anhela, anhela a su dueño. Siempre lo hará. Pero tenemos la apreciable ventaja de que el anillo, permanece perdido.

Galadriel frunció levemente el ceño mientras miraba la mesa que tenía delante, sin decir nada.

-¿Galadriel? - preguntó Briiss. - ¿Ocurre algo?

Galadriel le dedicó una sonrisa y evitó su pregunta con:

-¿Por qué no váis a ver el pequeño manantial?

Briiss y Kili se miraron sorprendidos y asintieron extrañados.

-Pero, Kili, antes debemos hablar. - se adelantó Galadriel antes de que se marcharan.

Kili se sentía entre la espada y la pared. Miró a Briiss quién no dijo nada al respecto.

-Está bien... - no tuvo más remedio que decir.

-Te esperaré ahí. - le dijo Briiss antes de irse, sin una sonrisa ni contacto visual.

Cuando Briiss se marchó, Kili se sentía mal porque Briiss no tenía ni idea de lo que sucedía, y le dolía verla así.

-Tranquilo, - le murmuró Galadriel apoyando su mano en el hombro de este. - en cuanto lo sepa, lo entenderá.

Kili asintió, y juntos se marcharon hacia la herrería élfica de Lórien.

Misión: EreborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora