Capítulo 3: Inesperado

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Briiss ya se encontraba  en su lugar y se subió a una roca alta y áspera. Cuando se subía a ella, se veía que era plana arriba, lo cual, perfecta para tumbarse. Briiss amaba tener unos minutos de paz en soledad, con el viento moviendo sus cabellos. El sol del mediodía quedaba pegado en su piel. Sentía molestia, pero se acostumbro a su cálida luz. Aquel lugar tan solitario, se convitió como una sala de reuniones para Briiss, siempre pensaba en por qué tuvo que ser ella la persona diferente, en por qué... su vida es así y no cómo la de los demás enanos y enanas. La vida le parecía injusta, pero ella no lo mostraba públicamente, ni siquiera a su padre. Guardaba sus penas para ella sola.

Pero ese día fue diferente. No pensaba en esas cosas porque estaba feliz de haber conocido a su héroe: Thorin Escudo de Roble. No lo sabía nadie más que ella misma de que admiraba a ese hombre. Su padre le contaba historias sobre él, historias sobre la vida en Erebor. Su padre es un gran amigo de Thorin y estuvo con él siempre, hasta que conoció a su madre, que  todavía Briiss no sabe su nombre... Desde que Briiss nació, los tres se iban por la tierra media porque sabían que ninguno de los dos bandos aceptaría aquel suceso, almenos no los enanos. Briiss pensaba en cómo abría sido la vida Erebor, incluso soñó cómo sería tener como amigo a Thorin. Soltó una carcajada al pensarlo.

Deseaba conocer la Tierra Media, cada reino que gobernaba y cada montaña para conocer sus cavernas. Deseaba que el bien reinara de una verdadera vez y luchar por ello. Deseaba que todos estuvieran unidos, y no con diferencias como las que sucedían por entonces.

Cuando se sumergía en sus pensamientos, de pronto, escuchó un grito. Por la voz, notó que era un hombre, o dos... Se levantó rápidamente y observó a su alrededor. Al frente vio a dos personas corriendo y parecían que luchaban a la vez que reían. Se agachó rápidamente y intentó analizar de quién se trataba.

-¡Peleas igual que un burro! - exclamó uno.

-¡Mira quién fue ha hablar! ¡Tu peleas como un borracho! - le devolvió el otro.

Briiss los observaba y, cuando por fin pudo ver sus rostros, supo de quienes se trataban. Fili y Kili. Se sorprendió porque pocas veces veía esos rostros, a parte de Kili aquella misma mañana. Briiss pensó en cómo podía irse de allí. Desde dónde estaban ellos, la verían perfectamente pasar por el camino. Miraba a su alrededor y detrás de la roca había una serie de arbustos, dónde decidió pasar. Cuidadosamente retrocedía hasta que...

-¡AI! - exclamó Briiss tras caerse.

Los dos pararon de pelear y miraban en la dirección de dónde provenía el grito. Se miraron y Fili dijo:

-Vamos.

"¡Maldita sea!" - pensó Briiss. Se levantó rápido y rápidamente rodeó la roca corriendo, hasta que notó el filo de una espada en su cuello. Era Kili. Ella levantó las manos sin decir nada y él con el ceño fruncido la analizaba. Ella no aparentaba estar asustada, sólo le miraba a los ojos y de vez en cuando al suelo.

-Eres la de la herrería... - dijo guardando la espada.

-Sí. - dijo cuando bajó los brazos.

-¿Qué estabas haciendo? - preguntó Kili extrañado.

-Yo... estaba... - intentó decir, hasta que Fili llegó y la cortó.

-¿Quién es ella?

-Me llamo Briiss, hija de Bruss... - dijo sintiendo los nervios acumulados en las tripas.

-¿Bruss? - preguntó Fili extrañado.

Briiss asintió y observó que Kili todavía analizaba su rostro con su ceño fruncido.

-¿Qué estabas haciendo? - preguntó Fili.

-Yo... yo... siempre vengo aquí... - dijo sintiéndose algo acorralada.

Se dieron cuenta de que parecía que no tenían modales y Fili reaccionó.

-¡Oh! Lo siento, me llamo Fili.

-Kili.

-Sí... sé quienes sois... - dijo haciendo una pequeña reberencia.

-No, no se incline. - dijo Fili.

-Sería de mala educación no hacerlo por mi parte.

Hubo un pequeño silencio hasta que Kili le dijo:

-Disculpe mi groseria por haberla... apuntado con la espada... - dijo Kili avergonzado.

-No tiene porque disculparse. - dijo Briiss ya con el control de sus emociones.- Siento haberles causado una molestia, y me despido. Tengo que marcharme.

-Un placer haberla conocido, Briiss. - dijo Fili haciendo una graciosa reberencia, lo cual, ella rio.

-Lo mismo digo.- dijo Kili cogiendo la mano de Briiss y dándole un pequeño beso. - Hasta la próxima.

-Adiós... - fue lo último que dijo antes de salir corriendo por patas de los nervios acumulados en una situacion tensa.

Cuando Briiss se dirigía hacia casa, los hermanos tuvieron una conversación sobre lo ocurrido.

- ¿A qué ha venido eso...? - dijo Fili insinuando.

-Sólo quería ser educado, y lo sabes...

-¿Y esa miradita...? - dijo dando golpecitos en el hombro de Kili.

Kili rio de los nervios y le dijo:

-Aaaaj... Cállate...

Misión: EreborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora