Lunes.

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Amber se arregló el pelo con un broche de color verde que iba a juego con su camisa. Intentaba mantener su semblante calmado y coqueto. Era lunes y la primera hora le tocaba con Jake, Perfecto... 

- ¿Te gustan las magdalenas?-

-Claro – le sonrió a su hermana Abi. La tenía en un pedestal, ahora que le había permitido quedarse a vivir con ella el resto de los meses.

-Entonces, desayuna algo- miró encima de la mesa. Leche, zumo natural, y algunas que otros pasteles.

- Gracias-

-¿Me tendrás que dar las gracias por todo?- La miró Abi con una sonrisa.

- Claro, eres mi hermana... y te agradezco lo que estás haciendo por mí.- 

-No me las des, lo hago porque te quiero, mocosa. – sonrió y le besó la frente – Ahora corre, que si no llegarás tarde-

Amber cogió una de las magdalenas y las mordió. Relleno de mermelada, como le gustaban a ella.

- Mmh... - dijo saboreándolo. – me voy Abi... te quiero. – le dio un beso a la mejilla y se fue, dando otro bocado.

Se fue a subir a la moto, pero en ese momento pasó un coche. La lluvia de estos días había dejado charcos. Y no solo de agua. De barro.

-¡Joder!-

- ¡Lo siento, nena! – pitó el conductor del BMV.

-Que te perdone tu puto padre... - se intentó limpiar, pero los chispazos de barro se habían quedado en los pitillos. Ensuciando los pantalones, y la chaqueta tejana. Suerte que el jersey lo cubría, pero igualmente, algunos mechones del pelo limpio de Amber, habían recibido igual. Se intentó limpiar con un pañuelo. – A la mierda. A quien no le guste, que no mire. – Se puso el casco y arrancó, dirección a la escuela.

Amber abrió la puerta sin picar antes.

-Lo siento, llegué tarde. – dijo Amber, cabreada. Jake la miró, pasando lista.

-Señorita Amber, vuelva a entrar de una manera formal. Primero se pica, y luego se dan los buenos días, como todos.

- Lo que me faltaba. – dijo ella volteando la vista. Se giró y volvió a entrar – Buenos días. ¿Puedo sentarme ahora?

- Si, y para la próxima, sea más puntual. Tiene una falta.– la miró de arriba abajo – Y al instituto se viene presentable. No embarrada-

No por dios, ¿ahora qué? Jake se había vuelto como el típico profe toca cojones.

-Que te jodan. – murmuró Amber. Algunos que la escucharon, rieron. April la miró, super extrañada. Gordon que siempre se sentaba mal, apoyado en la pared, pensó lo mismo, y arqueó una ceja.

-¿Qué dijiste? – dijo sin quitar la vista de la lista de asistencia.

- Nada, que no es asunto suyo mi estilo. – sonrió, sentándose – si vengo embarrada ¿A usted qué le importa? – le contestó.

-Amber una falta más de respeto y te envió a detención- la miró

- Pues envíame a detención, Jake – le dijo como si fueran colegas de toda la vida. Los alumnos la miraron, por la confianza en que lo dijo. Luego rieron.

- Ven conmigo, ahora. Al despacho del director. – Jake se dirigió a la clase de al lado. Pronto entró Hillary, la joven profesora de inglés. – Hillary los vigilará, no la armen durante mi ausencia.

Cogió del brazo a Amber y la arrastró por el pasillo.

- ¿Y ahora? No me jodas, ¡me vas a poner un aviso disciplinario!... Lo que me faltaba. – musitó Amber.

-Como no cierres ya esa boquita, si que te voy a poner un aviso disciplinario... pero lo voy a dejar marcado en tu trasero. – susurró Jake, girándose, serio.

Solo se escuchaban el ruido de las tizas al chocar contra la pizarra, algunos alumnos hablando o recitando ejercicios o maestros explicando.

Siguió caminando, hasta la sala de música. Y la soltó dentro. Cerró con pestillo. Amber echó en falta el tacto de Jake. Observó su brazo donde habían estado los dedos de él.  No le dolía. Le gustaba. Sonrió.

-¿Se puede saber a qué viene ese mal genio?– Jake se apoyó a la puerta.
''Caliente... me gusta, maldita sea.'' pensó Amber - ¿Conmigo? – terminó la frase, bufando.

Amber no contestó. Lo odiaba, lo deseaba, lo detestaba, lo quería. Todo a la vez. Pero sobre todo, lo amaba. Y le dolía admitirlo. Lo amaba.

- Amber... –Jake volvió a insistir en un tono mas bajo. Ella se limitó a mirarlo, ¿no era obvio? bajó la vista cuando se le humedecieron los ojos.

-hey- Jake se acercó a abrazarla, al verla así le dolía, no sabía muy bien porque. Pero ella lo rechazó y se apartó.

-Dejémoslo así... ¿me pondrás una detención, o puedo irme? – dijo apartándose las lagrimas con el dedo índice.

- No te voy a poner ninguna detención . – la miró, ladeando la cabeza – Pero quiero saber ¿Qué fue lo de ayer? Por qué te fuiste?- ¿Acaso aun no lo entendía? pensó Amber incrédula.

- Sinceridad. – le dijo claramente – No puedo explicártelo mejor.

-Sabía que esto pasaría, ya ves por qué no quería tener nada contigo- la verdad a él también le dolía, estaba confundido.

- Déjalo, ya te lo he dicho. No importa. Si tú eres feliz, yo lo soy. – le sonrió o al menos lo intentó. Jake sintió que moría por dentro. "esta chica es perfecta", Quería decirle que no era feliz. No sin ella. Pero no quería hacerle más daño.

- ¿Dónde estás viviendo ahora?-

- En casa de mi hermana.-

- ¿Y estás bien?-

- Si. Aun no entiendo porque te preocupas tanto por mí.-

Jake bufó. Se pasó una mano por el pelo. Amber no pudo aguantar la curiosidad.

- ¿Has pensado en mi cuando lo haces con Sandra? – Preguntó con temor, quería saber si aún vivía en su mente.

Jake inspiró y cerró los ojos. Recordó la primera vez que lo hicieron allí, donde estaban justo ahora ¿Para qué mentir? Ella le había dicho que lo amaba.

-Si... he pensado en ti, en lo hermosa que eres, debajo de mi cuerpo- Se acercó a Amber y jugueteó con su pelo. – En tu olor- bajó el tono- en tu voz, gimiendo mi nombre- Mordió suavemente su cuello, sin poder aguantar – Y no tardo en correrme... sin dejar de pensar en ti. – la agarró de la espalda y la acercó contra su cuerpo. - Me pone tan caliente pensar en ti, en mi... en los dos, juntos ¿Lo sientes?-

Amber apoyó su cabeza en el hombro de Jake. ¿Sexo? ¿Amor? Ya no sabía que era aquello. Pero esto era demasiado para su corazón, claro que quería besarlo ahí mismo y olvidarlo todo, pero no podía, no sería lo correcto para ella.

-No puedo... - se separó de él, con más lagrimas en los ojos – Ya te he dicho que tu significas mucho más que esto, para mí. – Quitó el pestillo – No sé lo que seré yo para ti, pero lo que no quiero es que me tomes como un simple trozo de carne o un juguete– Abrió la puerta – ... tengo sentimientos... y amor propio-.

Él quedó solo unos minutos, había estado cerca de sentirla otra vez, y se dio cuenta de que ya la extrañaba.

I'll be your teacher  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora