Amber entrelazó los dedos de su mano con los de Jake.
-Te estaba buscando - dijo apoyando su cabeza en el brazo de Jake. - ¿Por qué no viniste antes?
-No me gustan estos bailes. Y menos si lo único que tengo que hacer es vigilar a mis alumnos.
-Ya, pero yo estaba allí...
-Igualmente no podríamos haber hecho nada... - miró a Amber y sonrió.
Llegaron al patio trasero del colegio, donde no había nadie. Aun se escuchaba la música de fondo.
-Odio a Omar. – dijo Jake mirando la luna llena.
-¿Por qué? Es un buen chico...
-Primero de todo... el otro día te besó. Y estos labios... - dijo Jake pasándole el dedo por el labio inferior – son míos... - los besó con una ternura inimaginable. Amber sentía que se derretía por dentro. Pasó sus brazos por la espalda de Jake. – y luego, porque ahora va y te pide de bailar con él.
Amber lo miró. Era mejor no decir nada y dejar el tema.
-¿Y a mí me concederías un baile?
-Claro- le sonrió
Jake la cogió, igual que minutos antes la había cogido Omar. Pegó su cuerpo aun más al de ella. Amber cerró los ojos y se dejó llevar. Terminó una de las canciones más románticas que habían sonado hasta ahora.
-¿Qué tal si nos vamos a casa? – murmuró Jake – no he visto tu moto, supongo que Omar o algún otro idiota te ha traído. Me ofrezco como chofer de vuelta.
-Vamos-....
Jake le acariciaba el pelo, totalmente desenredado. Amber estaba con un camisón de dormir que se había traído antes de ir a casa de Jake. De seda lila. Para Jake era lo más sensual que sus ojos habían visto antes. Sonrió. Él estaba sin camisa, y con un pantalón de pijama. Ella estaba completamente tumbada. Él tenía la cabeza apoyada en la mano. Se acurrucó más en el pecho de él. Era extraño, pero aun no habían hecho nada. A Jake le bastaba con observarla. Y a Amber le bastaba con tenerlo al lado, clavó la vista en los pequeños ojos de Jake.
-Eres muy guapo – dijo siguiendo un trayecto con los ojos. Como si hubiera un caminito dibujado por el cuerpo de Jake. Por los brazos fuertes, por el pecho delineado. Por la cintura, por las piernas... subió de nuevo. Por el cuello... su delirio. Por la barbilla, las mejillas, los labios, la nariz de Jake. Era perfecto.
Él sonrió. Dirigió su mano hacia una mejilla de ella y la acarició con la yema de sus suaves dedos. La deslizó por el brazo de Amber, y repitió la acción, pero con los nudillos. Amber tembló. Al cabo de un rato, la pausada respiración, confirmó a Jake de que Amber se había dormido. En sus brazos.Al despertar, Amber, lo primero en ver fue a Jake, a su lado. Durmiendo plácidamente.
Sintió una gran felicidad dentro. Quería que eso fuera el día a día... despertar y que él fuera lo primero que sus ojos disfrutaran. Se le ocurrió despertarlo de una manera distinta, sonrió con picardía.
Fue hacia la cocina y preparó lo necesario. Se aseguró de que Jake estaba durmiendo aún. Llevó el bowl hasta la habitación y con cuidado vertió el tibio chocolate por el cuerpo de Jake. Él abrió los ojos, sobresaltado.
-¿Qué haces? – dijo mirando todo su cuerpo, lleno de chocolate derretido.
Amber no dijo nada. Se recogió el pelo y empezó a lamer el chocolate, empezando por el pecho. Jake suspiró, y cerró los ojos. El caliente tacto del chocolate, junto con el roce de la lengua húmeda de Amber era una verdadera perdición. Jake no tenía ni un pelo en su pecho, cosa que encantaba a Amber. Lamió los pequeños pezones de Jake, él se estremeció.
Amber siguió bajando. Lamió cada centímetro de sus abdominales. Si seguía bajando, iba a estallar. Lamió la marcada ingle de Jake. Bajó lentamente el bóxer y vertió algo más de chocolate en su miembro.
Jake gimió ante el contacto del chocolate desecho. Amber pasó la lengua por toda su longitud hasta rozar el glande con su boca. – Sigue así... me encanta- dijo Jake con los ojos cerrados, entreabriendo la boca. Amber sonrió, metiéndose parte del pene en la boca. Jake alzó las caderas instintivamente. – Ah... que bien - y al rato Jake apartó la cara de Amber para eyacular.
Acarició su mejilla y la besó en los labios – Mmh... chocolate negro, mi favorito... - sonrió y ella rio.
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I'll be your teacher [Terminada]
Teen FictionLa profesora de música estaba ausente ¿por qué? Pues se le había enfermado el marido y al parecer era bastante grave, cáncer de hígado, según decía la gente. ¿Esto es algo malo? Bastante, pero lo peor no es que el marido de Pamela estuviera a punto...