April golpeaba la puerta, ansiosa por que alguien le abriera.
—April... - dijo Ana al abrirle, con los ojos rojos y una sombra azul que los rodeaba. Por su presencia, no había dormido en toda la noche. -Amber no está..._
—¿qué? Ana, todo esto es muy extraño. ¿Qué está pasando? – dijo April preocupada. Ana la dejó entrar en la casa.
—Ayer discutí con Logan. Se ha llevado a Amber– las lagrimas volvieron a asomarse por sus ojos. – esta vez ha sido mucho más fuerte que ninguna otra... cuando escuchó a Amber llegar, se enfadó mucho. Estábamos preocupados, porque hacia horas que tenía que haber llegado. Además él... volvía... - se le entrecortó la voz. – Volvió a beber, por los nervios... - suspiró y se sonó los mocos con un húmedo pañuelo que tenia entre las manos – Tan solo atravesar esa puerta, Amber se llevó una bofetada. Yo discutí con él, no tendría por qué haberla golpeado... - su llanto se hizo más agudo. April abrazó a la madre de su amiga – y se la llevó... no pude detenerlo...—
—¿Pero a donde? Madre mía, Ana, ¿Cómo puedes soportar todo esto? – April se levantó, retirándose algunos mechones rubios de la cara - ¿No ves que ahora ya no solo eres tú? Ahora tu hija también está saliendo perjudicada.—
—Lo sé April... pero yo sigo amando a Logan...—se tapó la cara con las manos – No sé donde puede haberse llevado a mi hija—
April bufó con lágrimas en los ojos.
—Quítate la venda de los ojos, Ana. – le dijo segura de lo que decía. – A saber lo que le podría hacer ese loco a Amber—
—No hables así—
- Hablo así de él, porque sé lo que digo, porque no hay día que Am no me saque el tema de las discusiones en casa, y su hermana se fue por culpa de Logan, ¿Sabes qué? Amber va por el camino. Dentro de unos meses, cuando salga de la escuela... ya no la vas a ver más. Se habrá ido. ¿Eso es lo que quieres? Pregúntatelo, Ana. ¿Es mejor estar con un marido que solo causa problemas y que puede ir a peor o perder a tus dos hijas para siempre? – recogió su chaqueta – si sabes algo de Amber, llámame, tengo tanto derecho como tú a saber dónde está.—
....
Amber se despertó. La almohada estaba húmeda aun por las lágrimas de antes. Se levantó, pausadamente. La cabeza le dolía igual que el resto del cuerpo. Se levantó de esa cama y se dirigió a la puerta. Intentó forzar el paño, pero la puerta seguía asegurada por fuera.
— ¡Déjame salir! Maldito sea... - nadie contestó - ¡Logan, déjame salir! – gritó con más fuerza. - ¡Te juro que te voy a denunciar!–
La ventanilla de la puerta se abrió. Am se encontró con los ojos de Logan.
–No me llames Logan, soy tu padre, mocosa impertinente. – la amenazó - ¿Y a quien vas a denunciar, perdona? No vuelvas a hablarme así. Y de aquí no vas a salir, hasta que no seas una puta que vuelve a casa cuando le da la gana.–
–No tienes derecho de hablarme así, ¡soy tu hija!–
–Yo le hablo así a quien me da la gana ¿entiendes? Ahora cállate, si no quieres que te parta la cara–
Amber volvió a sentarse en la cama. Había muy poca luz y no conseguía ver lo que la rodeaba. Era un espacio grande.
–Joder, que alguien venga a por mí...– susurró
Los ojos se le llenaron de lágrimas. No quería pasarse meses, como algunas otras chicas que había visto por la tele, en esa casa. No sabía ni donde se encontraba. Pero si sabía que estaba lejos de la casa de su madre y de los barrios que conocía.
De pronto sintió una corriente. Se levantó y intentó averiguar de dónde venía, antes de que el viento dejara de soplar. Iba con las manos por delante, por si había alguna cosa. Se encontró con una pared final. Mierda, no hay salida. Palpó toda la pared. Estaba hecha de una ladrillo blando.
Rascó un poco con las uñas, y algo de tierra cayó al suelo. Siguió palpando la pared. Aquí. Encontró un agujero de poco más de dos palmos de diámetro. Por ahí no cabía ni luna, la perrita de su hermana.
–Vamos a ver. – se agachó para mirar a través del agujero. Un bosque.
Estuvo pensando como poder escaparse de ahí. Intentó medir a ojo la anchura del ladrillo. Era algo fino.
– Bueno, adiós manicura... - empezó a rascar la pared alrededor del agujero – Si con tal de romperme las uñas me puedo ir de esta mier.da de casa.–
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I'll be your teacher [Terminada]
Novela JuvenilLa profesora de música estaba ausente ¿por qué? Pues se le había enfermado el marido y al parecer era bastante grave, cáncer de hígado, según decía la gente. ¿Esto es algo malo? Bastante, pero lo peor no es que el marido de Pamela estuviera a punto...