-Cariño, llámame por mi nombre, que yo lo haré por el tuyo.
Choi Yeonjun, capitán del equipo de fútbol soccer, y Choi Beomgyu, capitán del equipo de baloncesto, mantienen una eterna rivalidad sin fin. Un odio que es mutuo y sin restricciones.
Ambos...
—Tengo que irme oppa— Ningning se despidió con un beso en la mejilla —Espero que Taehyun la lea— susurró.
—Ya verás que sí Ning— Beomgyu sonrió, abrazándola delicadamente.
Ella no le desagradaba, Ningning era muy diferente a Jimin.
—Que tengas un buen día y muchas gracias— la porrista hizo una leve venia y comenzó a caminar hacia la salida.
Rápidamente Yeonjun se colocó detrás de la puerta para que no lo notará. Sí, aún continuaba ahí.
Necesitaba saber, por boca del propio Choi, qué había pasado. La curiosidad lo estaba matando.
¿O quizá era la molesta irritación que comenzaba a sentir dentro de su cuerpo?.
Una vez que Ningning se alejó a paso seguro del club de baloncesto, Yeonjun entró con rápidez a la cancha.
Tenía que hablar seriamente con el capitán de baloncesto.
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—¡Ah! Soobinie— HueningKai jadeó con las mejillas rojas.
—Mmmhh ¿Qué sucede?— el pelinegro gruñó.
—Ya no puedo— el rubio se dejó caer con fuerza sobre el pasto sintético —Me rindo.
La pareja se encontraba trotando sobre el campo del club de fútbol, los entrenamientos habían terminado, pero ambos querían hacer un poco más de ejercicio.
Soobin suspiró y se colocó de cunclillas a un lado de su novio.
—Está bien amor, tomemos un descanso.
—¿Descanso?— el futbolista preguntó incrédulo —No, por supuesto que no, no hay forma de que yo corra otro kilómetro.
El pelinegro rió ante el pronunciado puchero que su pareja estaba haciendo y rápidamente lo besó. Arrancándole risas tiernas al más bajo.
Era increíble cómo la actitud bromista y malvada que Kai siempre mantenía con Yeonjun, cambiaba en un segundo a una persona totalmente sumisa y adorable cuando estaba con su novio.
Una vez que la sesión de dulces besos en los labios y esquimales terminó, el basquetbolista posó sobre su regazo al futbolista. Abrazándolo por detrás de su cintura.
—De acuerdo mi niño, ya no correremos más— concedió.
—¡Aleluya!.
Soobin rió y le dió un beso sobre su cuello.
—¿Sabes que el campeonato se adelantó?.
—Sí— Kai hizo una mueca —Yeonjun estaba que echaba humo cuando se enteró.
