𝘁𝘄𝗲𝗻𝘁𝘆 𝗼𝗻𝗲 | atrapados (pt. 2)

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Cuando SeokJin dejó de venirse, su polla se alojó contra la boca del útero de YoonGi y sintió el fuerte golpe de la vida dentro de él. Él se rio entre dientes, aturdido, y luego, con cuidado, se retiró del cuerpo aún flexible de YoonGi, orgulloso y feliz de haber cubierto hasta el último olor incorrecto de su omega con el suyo.

De hecho, la habitación apestaba a sexo y acoplamiento ahora. Leche, lubricación, sudor, abundante semen, sus feromonas y aromas individuales y mezclados, y a SeokJin le encantó. Cayó de espaldas sobre el colchón, tirando de YoonGi cerca, de modo que su espalda se alineó contra el costado de SeokJin, y se quedaron allí, en un montón jadeante y sudoroso. La satisfacción rezumaba de él como la miel de un panal.

Un fuerte golpe sonó en la puerta y estalló con intención.

—YoonGi, cariño, ¡te hemos traído algo de comida! ¡Necesitas comer por el bien del bebé!

YoonGi se congeló, cada músculo lánguido se puso tenso y duro. Luego rodó a cuatro patas, con su agujero aún abierto visible para SeokJin a la luz que se asomaba por la grieta en las cortinas, junto con el semen de SeokJin deslizándose por sus muslos resbaladizos.

—Solo... ¡Solo un momento! —gritó YoonGi, sus piernas y brazos aún temblando visiblemente por el intenso sexo que habían compartido. Miró a su alrededor, desconcertado, su cabello completamente desordenado.

La puerta volvió a sonar.

—¿YoonGi? ¿Necesitamos que alguien de la recepción nos deje entrar?

—¡No! Solo estoy... Un momento, por favor.

YoonGi miró a SeokJin aterrorizado y este último, para su vergüenza, le devolvió la mirada. A pesar de todas sus jodidas con omegas contraídos, nunca se había encontrado en esta posición. Había sido descubierto en sus asuntos, por supuesto, pero no en flagrante delito.

De repente, SeokJin se levantó y se puso los pantalones, un plan formulado en su mente. No era bonito y a YoonGi podría no gustarle, pero era el único plan en el que podía pensar, y esto era, obviamente, su propia culpa por permitir que sus impulsos sexuales se hicieran cargo cuando el peligro estaba tan cerca. Su necesidad de consolar a YoonGi no debió haber sido más fuerte que su necesidad de mantener a YoonGi a salvo; sin embargo, en el momento en que se conectaron y explotaron juntos, parecían lo mismo. Pero ahora, con los suegros de YoonGi atrás de la puerta, se dio cuenta de que debieron haber hablado, discutir su plan para la mañana siguiente. Debieron haber descubierto cómo asegurarse de que los Kang habían abandonado por completo la idea del encarcelamiento domiciliario de TaeKwan para satisfacer las necesidades de YoonGi. Esperaba que lo que estaba a punto de hacer no pusiera eso en peligro.

Lanzando a YoonGi una bata desde donde la había colgado después de haberla usado durante el examen, SeokJin se fue para abrir la puerta a pesar de los gritos del omega.

—¡¿Qué estás haciendo?! ¡No puedes!

Abriendo la puerta de par en par, SeokJin echó los hombros hacia atrás y miró los rostros sorprendidos de Yeo y KiTae.

—¿Quién eres? —exigió con voz ronca, convocando a todas sus cualidades alfa más ofendidas.

—¿Quién eres tú? —preguntó KiTae, con las manos en puños y las fosas nasales dilatadas por la ira.

—Soy Lee HanSol, y estoy en medio del servicio de un omega muy descuidado y muy embarazado. ¿Quiénes son para interrumpirnos?

—¡Sus padres!

Yeo y KiTae parpadearon rápidamente y sus narices se arrugaron ante el aroma del sexo y las feromonas que salían de la habitación. Parecía que podrían adrentarse en la habitación para buscar a YoonGi, pero en ese momento el omega se colocó detrás de SeokJin y dijo:

TOUCH THE SKY ─ jinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora