TOUCH THE SKY ─ jinsu

𝘁𝘄𝗼 | el nuevo huésped

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TRATANDO DE IGNORAR las feromonas del extraño alfa, que habían inundado su habitación y se habían quedado en ella, YoonGi acarició a Kiwi, llamado así en honor a la fruta tropical que había probado por primera vez durante su viaje de luna de enlace con TaeKwan. Besó la cabeza del pájaro y suspiró, los recuerdos surgiendo en la superficie de su mente.

No todas las parejas hacían viajes de luna de enlace después de la contratación, pero TaeKwan había insistido y YoonGi no había discutido. Siempre había querido ver el mundo y había estado ansioso por comenzar. El hecho de haber conseguido un alfa con los medios para permitirse la extravagancia de viajar durante un mes entero a destinos exóticos que solo había visto en imágenes lo había enorgullecido y exaltado. Cuando salió por primera vez de la Cuenca del Hud para ir a la ciudad, soñó con dejar atrás su vida en las montañas, y durante las primeras semanas de su viaje de luna de enlace con TaeKwan, había estado tan orgulloso de cuánto éxito había tenido.

Habían navegado hacia las islas en el lujoso yate de los Kang, jodiendo y abrazándose, comiendo y bebiendo, leyendo y durmiendo siestas antes de arribar a la isla Saturnalie. El calor del sol y el azul del mar lo habían llenado de relajación y asombro. Al ver la isla verde y frondosa rodeada de olas y vistas impresionantes, se volvió hacia TaeKwan, emocionado y tan feliz que se había considerado casi enamorado. Besándolo, YoonGi había dicho: Gracias por todo. Dios Lobo, nunca quiero olvidar cómo me siento en este momento: muy agradecido, tan lleno de alegría.

TaeKwan le devolvió el beso. Luego tomó su mano y lo llevó a la playa. Unas horas felices después, compró a Kiwi como regalo a un hombre local, en una choza a la orilla del mar. De nuevo, YoonGi sintió que nunca había sido tan feliz. A pesar de no ser su pareja predestinada, estaba seguro de que aprendería a amar verdaderamente a TaeKwan si se le daba suficiente tiempo.

Solo una semana después, TaeKwan lo había lastimado por primera vez.

YoonGi supuso, dado todo lo que siguió después, que Kiwi debería ser un terrible recordatorio de todo lo que había sufrido y perdido, pero no lo era. Colorido, curioso y dulce, Kiwi nunca podría ser otra cosa más que puro y perfecto. YoonGi amaba su dulce carita y cómo bailaba con inocente placer, chillando alegremente y batiendo sus alas, ignorando por completo la situación en la que se encontraban los dos.

YoonGi se llevó la mano al estómago aún plano. La situación en la que se encontraban los tres.

Observando por la ventana y mirando hacia el lago, los colores rosa y coral brillando en sus aguas por la puesta de sol, YoonGi consideró el futuro. Su papá no había dicho nada mientras la evidencia aumentó durante las tres semanas anteriores.

YoonGi no sabía si Papá estaba en negación o si era su paciencia infinita lo que lo mantenía callado. Había cuatro meses más para pasar. Tanto podría salir mal con cualquier embarazo para cualquier omega; todos lo sabían.

Sin embargo, la deformidad heredada de YoonGi, la misma con la que había nacido su papá biológico, DongHee, no mejoraba las probabilidades de un parto seguro y saludable. Se especuló que la deformidad era una posible razón por la que DongHee no había sobrevivido a la entrega de su segundo hijo.

Mientras acariciaba las plumas de Kiwi, YoonGi pensó en la única foto que tenía de sí mismo con su papá natal. En ella, él era solo un niño desnudo con las rodillas apoyadas contra el costado de DongHee, con una mano sobre su vientre hinchado. El bebé tampoco sobrevivió: había nacido demasiado temprano. DongYul lo había llamado YoonSung y lo había metido en la tumba con DongHee.

YoonGi se estremeció y cerró los ojos. Fue entonces cuando su padre también se fue, a buscar otro omega para formar una familia, aliviado de dejar a YoonGi atrás. Según el argumento que YoonGi había escuchado, su padre no tenía uso para un hijo omega. A decir verdad, si sus padres no se hubieran conocido cuando un DongHee no emparejado entró en celo y quedó embarazado de YoonGi después, no estaba seguro de que sus padres hubieran decidido estar juntos por elección propia. El estado de su relación había sido lamentable: ira, gritos, golpes ocasionales lanzados desde ambos lados. Esa había sido su primera impresión de la dinámica alfa y omega, y tal vez por eso no había visto las banderas rojas ondeando como advertencia por todo el lugar antes de contratarse con TaeKwan.