Capítulo 36 Euforia

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La sensación de felicidad que llenaba su pecho era tan grande que Tōjuro creía que no existiría una palabra para poder describir lo que sentía al verla a ella

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La sensación de felicidad que llenaba su pecho era tan grande que Tōjuro creía que no existiría una palabra para poder describir lo que sentía al verla a ella. Los pequeños detalles como que su nariz se arrugaba levemente al sonreír, sus ojos se aclaraban en ese hermoso verde esmeralda y sus mejillas se tenían levemente de rosa

Todo eso era suficiente para que percibiera como los latidos de su corazón resonaban en sus oídos y dejaran una cálidez en su pecho. Tōjuro comprendió que ese día, el hecho de haber recibido un regalo de la chica de la cual estaba perdidamente enamorado, era una sensación de euforia que alegraba su vida

Si él era capaz de ver los colores suaves y normales en su día a día, con Ririka se tornaban más claros y brillantes, como si estuviera viendo una película en formato Blu-ray, todo lo que le rodeaba a ella era hermoso, tan único como el movimiento de un pétalo al caer o el agua al correr por un arrojo

"Me gustas tanto, Ririka"

Era tan grande el deseo de poder decírselo, de que aquel pensamiento no solo resonara en su mente, sino que también abandonara sus labios y llegara a los oídos de ella, quería ver su reacción ¿se sorprendería? ¿Se sonrojaría? Esas reacciones de Ririka en lo personal le parecían tan encantadoras que hacían saltar su corazón, pero...

No podía dar por sentado que ella se alegraría con su confesión, quizás en ver de ver una sonrisa en su rostro, tal vez apreciaría lágrimas o molestia. Tōjuro nunca creyó que en esta situación sintiera miedo por su rechazo, pero no quería perder a Ririka, incluso con ser solo su amigo era suficiente

"¡Mentira, quiero besarla!"

El recuerdo de la piscina volvió a reproducirse en su mente y las dudas solo crecían a cada momento ¿a qué sabrían sus labios? ¿Serán suaves? Durante el tiempo que Ririka había permanecido aferrada a él pudo sentir la suavidad de su piel, el calor filtrarse entre ambos a pesar de estar en el agua, su aliento chocar en su cuello y oído

Quizás debería poner más atención a las charlas de su padre, Shinjuro en cuanto a crecer y comenzar a desarrollar un interés mayor por el sexo opuesto. Para él sus compañeras siempre habían sido chicas a las cuales debía respetar, pero tampoco subestimar o creer que eran frágiles, sin embargo nunca se fijó en algo característico de ellas

La espada y el entrenamiento ocupaban su mente, así que nunca comprendió a sus compañeros que buscaban a la chica más "linda" Tōjuro sentía que era una perdida de tiempo, porque sin importar lo diferentes que sean, creía que cada una de sus compañeras tenía su propio encanto, ya que por algo no eran iguales, ni en cara o voz

En cambio si se sentía mal porque ellas buscaran alcanzar los tontos estándares que tenían los chicos, cuando sus amigos deberían detenerse y verse así mismos antes de criticar a otros, el cambio empieza en uno. No es fácil y toma tiempo, esfuerzo, pero para el cada chica era una existencia diferente, única y linda

𝙁𝙧𝙖𝙜𝙖𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙙𝙚 𝙋𝙚𝙧𝙖 - 𝙍𝙚𝙣𝙜𝙤𝙠𝙪 𝙆𝙮𝙤𝙟𝙪𝙧𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora