Capítulo 6 Confusión y Trato ꪜ

725 107 63
                                    

La fuerte opresión en su pecho no le dejaba tranquilo desde hace ya dos días, y siendo hoy que retomaban la semana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La fuerte opresión en su pecho no le dejaba tranquilo desde hace ya dos días, y siendo hoy que retomaban la semana. Rengoku Tōjuro seguía sin poder concentrarse en su entrenamiento. Él había confiado en las palabras de Ririka y se había marchado, mientras ella era escoltada por dos hombres de vestimenta negra y que incluso usaban máscaras, sin embargo la joven nunca puso resistencia ni mostró signos de estar en peligro, siendo así que Tōjuro se quedó más tranquilo

"Ririka, ¿quién eres?"

¿Cuánto tiempo llevaba entrenando? Pronto debía terminar su sesión para irse a dormir pues mañana debía salir temprano si quería verla, pero cuando lo hiciera ¿qué le diría? Juzgando la expresión dolorosa que ella había puesto al presentarse por primera vez le hacía sentir que ella no deseaba hablar de ello, o quizás...

¡¿Sigues entrenando?! ¡Tōjuro, ya detente!

Sus encuentros con ella eran escasos, pero había logrado notar algunas cosas importantes, sin embargo era muy pronto para él tener su confianza, más bien ¿por qué deseaba saber? Quizás porque aquellos ojos verdes que contemplaba escondían una gran tristeza, pero también dulzura... si las cosas eran así, no es que ella deseara ocultarlo, sino más bien...

"No puedes hablar de ello, Ririka"

— ¡Tōjuro! —bramó una voz masculina sacándole de sus pensamientos, además del ligero golpe en su cabeza que le hizo soltar su espada de bambú— ¿hasta cuándo planeas seguir entrenando?

— ¡¿Padre?! yo... —balbuceó Tōjuro bastante confundido al ver como la luz se filtraba ya por las ventanas del Dojo— ¿ya amaneció?

— ¿No lo habías notado? ¡Senjuro ya se marchó a clases!

— ¡Umu! ¡¿es así?! —inquirió con su ánimo de siempre antes de dejar el lugar para ir a asearse

— Será mejor que te apresures si no deseas llegar tarde, Tōjuro —negó el mayor mientras recogía la espada de bambú que había olvidado su hijo

Rengoku Shinjuro suspiró de nuevo al ver que su hijo mayor nuevamente se había enfrascado tanto en su entrenamiento que incluso se había desvelado en ello. Con pasos rápidos regresó a la casa y se dirigió al comedor donde su esposa Ruka le esperaba, él le hizo señas de que ya había llamado a Tōjuro y no pasó tampoco mucho para que su hijo mayor apareciera ya ataviado con su uniforme mientras devoraba el desayuno de un solo bocado.

— Tōjuro, ten cuidado al comer —le pidió Ruka algo preocupada al verle

— ¡Si, madre! —respondió el joven divertido

— ¿Por qué tienes tanta prisa? Aún hay tiempo para llegar bien a clases

— ¡Eso! —Tōjuro se vio obligado a tomar un trago de chocolate caliente o se atragantaría con el pedazo de pan— ¡Hay alguien a quien debo ver!

𝙁𝙧𝙖𝙜𝙖𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙙𝙚 𝙋𝙚𝙧𝙖 - 𝙍𝙚𝙣𝙜𝙤𝙠𝙪 𝙆𝙮𝙤𝙟𝙪𝙧𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora