Capítulo 64 Reencuentros de la vida

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La sensación que recorría sus cuerpos en esos momentos era similar a estar totalmente empapado en una noche de otoño, la fría brisa calando sus huesos hasta el punto de sentir que podrían perder la fuerza en sus piernas en cualquier momento

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La sensación que recorría sus cuerpos en esos momentos era similar a estar totalmente empapado en una noche de otoño, la fría brisa calando sus huesos hasta el punto de sentir que podrían perder la fuerza en sus piernas en cualquier momento. Los ojos verdes sostuvieron sin titubear ni un segundo la mirada de aquella mujer que hasta hace tan solo unos segundos había sostenido su mano y enseñando tanto dolor y tragedia que Ririka simplemente temía incluso parpadear, ya que aquellas horribles imágenes no abandonaran su mente tan fácilmente

Tōjuro se mantenía en silencio, pero paseaba su vista de su novia a aquella extraña mujer y seguía sin comprender que había sucedido, ya que él estuvo presente desde el momento en que la peliverde tomó la mano de la contraria y pronto su expresión fue cambiando a una verdaderamente alarmante hasta que las lágrimas descendían por sus mejillas, sin embargo aquel apretón de manos no llegaba a su fin, por lo que tuvo que verde obligado a intervenir, pero tan pronto lo hizo, Ririka perdió el conocimiento

— ¿Dijiste la muerte? —inquirió el joven, quien pronto se sorprendió de haber pensando aquello en voz alta

Su pregunta solo provocó que por primera vez una sonrisa se dibujara en aquella persona, sin embargo no reflejaba alegría o jubiló, sino más bien una profunda tristeza, misma que tan pronto se hizo presente con solo parpadear un momento ambos sintieron que las hojas comenzaron a caer más lento hasta finalmente detenerse, las voces de sus compañeros se perdían en un eco hasta ya no ser capaces de escucharlas y todo a su alrededor poco a poco iba perdiendo su color

— Usted... —susurró esta vez lleno de desconfianza mientras abrazaba a Ririka sobreprotector— ¿podría decirnos exactamente su identidad?

— Aunque los años pasen y la vida muera una vez para volver a abrir otro ciclo, el alma nunca muere, solo vuelve para aprender —habló Annistyn posando sus grisáceos ojos en ellos— hace tanto tiempo eran personas diferentes, con un nombre diferente y que a pesar de todo fueron capaces de vislumbrar un futuro brillante, pese a estaban destinados a que sus vidas fueran tomadas una a una como un gran sacrificio para obtener un mundo libre de demonios, sin embargo el cauce de la historia cambió desde la llegada de Tsukino Ruri, quien rompió la línea ya establecida, te volviste la "enemiga" del destino

— ¿Por qué Ruri tiene que llevar todo lo malo? ¿Acaso es una mala acción desear salvar la vida de alguien? —habló Tōjuro frunciendo el ceño

"Por ir en contra de lo ya establecido por los creadores"

— Soy consciente de lo que hice y así como se lo dije una vez a Koyoharu Gotoge, volveré a decirlo. Yo no me arrepiento de mi decisión, ni jamás lo haré —declaró Ririka sin rodeos, su expresión y mirada no titubearon ni un segundo

— Lo sabemos, ellos aceptaron tu versión de la historia y decidieron abandonar este mundo que habían creado, dejándolo a la deriva y de eso nosotras... —la pelirroja titubeó por un momento y se preguntó si era el momento para hablar de ello, ya que Flanna le había dicho que era muy mala para leer el ambiente— no, no es necesario que lo sepan todo, ahora lo primordial es que recuperes lo perdido o de lo contrario esta vez ni siquiera nosotras seremos capaces de detener el inminente desastre —añadió para esta vez caminar hacia la joven

𝙁𝙧𝙖𝙜𝙖𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙙𝙚 𝙋𝙚𝙧𝙖 - 𝙍𝙚𝙣𝙜𝙤𝙠𝙪 𝙆𝙮𝙤𝙟𝙪𝙧𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora