Capítulo 37 Curiosidad sobre ti

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La calle nunca le había parecido tan fría y solitaria, nadie estaba allí para que pudiera ayudarle siendo ya tan altas horas de la noche

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La calle nunca le había parecido tan fría y solitaria, nadie estaba allí para que pudiera ayudarle siendo ya tan altas horas de la noche. Su carro no encendía y su teléfono no marcaba a ninguna parte, era como si el tiempo se hubiera detenido a su alrededor y todo se hubiera tornado gris, aunque era probable que lo que sucediera es que había perdido la capacidad de poder apreciar los colores

— ¿Tienes miedo? —escuchó decir a sus espaldas

— ¿Quién es usted? —le cuestionó el hombre mayor temeroso mientras volteaba

La sorpresa fue clara en su rostro, ya que aquella mujer de largos cabellos rojos le miraba fijamente con lastima. Solo en ella podía apreciar los colores que creyó nunca más volver a observar, sin embargo sus vestimentas negras le parecían frías, al igual que el color claro de sus ojos en donde no reflejaba ningún tipo de expresión

— Lo siento —susurró— no era mi intención que quedaras envuelto en esto, pero ya no hay marcha atrás —negó tomando su mano, que a comparación de la suya que estaba fría, la de ella era cálida— no debes temerme, no voy a lastimarte

— ¿Por qué solo en usted puedo ver los colores? —volvió a preguntar el hombre confuso

— Eso es... —soltó la mujer dibujando una triste sonrisa en su rostro— porque tu tiempo se ha acabado

Nadie sabe cuando va a ser la última vez que regresaras que casa y que ocurrirá mañana, pero por lo menos quisieras estar seguro de que estás viviendo bien y que no has lastimado a nadie. La cena es importante porque puedes reunirte con todos y hablar sobre su día, sin embargo Ririka sentía un gran peso en su corazón que no podía pensar en nada más, que en la sonrisa llena de tristeza de ese gran hombre

— Él pudo haber elegido odiarme, pero no lo hizo —pensó la peliverde para si misma— mi familia lastima a aquellos que poseen un corazón ¿por qué?

"Mi familia es horrible"

— ¿Qué sucede Ririsante? ¿No tienes hambre? —cuestionó Kazuyoshi al verle tan silenciosa y con la mirada perdida

— No, yo solo... —titubeó Ririka sin importarle que su hermano hubiera empleado un apodo para llamarle— hum...

"Por favor, no se lo diga a nadie"

— Estoy un poco cansada —mintió, pero no quería traicionar la confianza de ese hombre— estuve caminando mucho y pensando en mis proyectos...

— Hum, ya veo... —Kazuyoshi notó que no era la verdad, sin embargo no iba a forzarla— asegúrate de comer bien, sino no crecerás

— Lo estoy haciendo...

— No —le cortó el joven soltando un suspiro— ¡me preocupa que te quedes pequeña como un hobbit! ¿Sabes la fusión entre un guisante y un hobbit? ¡No te voy a encontrar luego!

𝙁𝙧𝙖𝙜𝙖𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙙𝙚 𝙋𝙚𝙧𝙖 - 𝙍𝙚𝙣𝙜𝙤𝙠𝙪 𝙆𝙮𝙤𝙟𝙪𝙧𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora