Capítulo 69 La oscuridad que habita en tu corazón

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Al tomar una decisión dentro de las diversas opciones que tienes, nuevamente vuelven a abrirse múltiples escenarios que al final del día pueden ser para un buen mayor o desencadenar en algo mucho peor, pero ¿cómo poder saber cuál es la elección co...

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Al tomar una decisión dentro de las diversas opciones que tienes, nuevamente vuelven a abrirse múltiples escenarios que al final del día pueden ser para un buen mayor o desencadenar en algo mucho peor, pero ¿cómo poder saber cuál es la elección correcta? Si, está bien equivocarse, arrepentirse, fallar, sin embargo, no es lo mismo cuando eso implica la vida de una persona. La vida es solo una y por lo mismo es tan preciada porque al morir no queda nada, solo un cuerpo que irá pudriéndose y siendo comido por los gusanos para finalmente volver a la tierra, visto desde otra perspectiva, era como si el mundo que te vio nacer, crecer y morir, esperara para devorarte.

Si, es parte del ciclo establecido que siguen todos y realmente no lo veía como algo negativo, sino más bien el alcance de un hermoso descanso, tal y como recostarse sobre la verde hierba y sentir la brisa agitar tu cabello, el silencio propio de no percibir las mentiras e hipocresía de la masa, sino únicamente el zumbido de una abeja o el gorgoteo de algún arroyo cercano, una muerte pacifica. Aún así, la situación ante si, era muy diferente, ya que regresar de vuelta a la mansión que recorrió más de una vez cuando era un niño hasta ser alguien capaz de protegerla, ahora lo veía como una prisión en donde la tradición, las mentiras y el sobrevivir del más mañoso y astuto era pan de cada día.

¿Cuántas personas no habían sufrido, gritado, rogado y llorado por clemencia? Realmente no podía decirlo con certeza porque incluso él fue tan ciego o quizás muy en el fondo se negaba a creer que dentro de su hogar, hubiera tanta maldad, como si los gritos aún hicieran eco por los pasillos y la sangre goteara del techo ara fundirse con el suelo, eso no podía ser una morada, no, ni siquiera se sorprendería que estuvieran malditos de tanta crueldad. Todos aquellos que sufrieron, sin duda y con razón podían maldecirle hasta que vieran como esa misma gente astuta se terminaba ahogando en sus engaños y mentiras, siendo el derrumbe de su imperio lo que cerrara el telón de esta tragedia.

"Eso es sin duda lo más normal y justo, pero..."

Aún así, quería ser una persona egoísta, incluso si eso le llevara a cargar con el odio de todos, nada de eso le pesaría si así podía salvarla. Ver su pequeña espalda desde atrás le llevó a recordar los días en que se acuclillaba sobre su cuerpo hasta tomar la forma de una bolita, como si eso fuera suficiente para mantenerla a salvo de todo, sin duda ella era solo una niña inocente que buscaba ser amada como un igual, pero incluso eso le fue negado y en cambio recibió odio y malos tratos. Ririka no merecía pagar por los pecados de la misma sangre que la olvidó y abandonó primero.

— ¿Por qué quieres salvarlos? —pensó en voz alta y pronto esa interrogante captó la atención de una mirada dorada con orbes rojas

— Porque ya no quiere huir, Ririka ya no desea ser una persona sin voz para tomar una decisión —habló Tōjuro con una mirada que expresaba profunda admiración y cariño— incluso si ellos le dieron la espalda primero, ¿por qué ella tendría que hacer lo mismo? Ririka no es esa clase de persona, al menos no cuando es consciente de que la culpa no tienen porque cargarla todos

𝙁𝙧𝙖𝙜𝙖𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙙𝙚 𝙋𝙚𝙧𝙖 - 𝙍𝙚𝙣𝙜𝙤𝙠𝙪 𝙆𝙮𝙤𝙟𝙪𝙧𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora