Capítulo 51 Obsesión e incertidumbre

385 66 66
                                    

El silencio se había extendido por toda la habitación y los ojos verdes parecían encenderse en ira ¿realmente esa mujer había dicho "interesante"? Ririka tuvo que controlarse para no mirarle con asco y sonreírle de manera sarcástica mientras le de...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El silencio se había extendido por toda la habitación y los ojos verdes parecían encenderse en ira ¿realmente esa mujer había dicho "interesante"? Ririka tuvo que controlarse para no mirarle con asco y sonreírle de manera sarcástica mientras le decía "Si, descubrí que envenenaste a mi madre hasta su muerte" o sino "Estoy segura que mi padre también se sintió asqueado al descubrir lo que hizo, no solo con mi madre, sino con todo el honor de los Yamamotoyama"

"Respira, Ririka"

El dejarse llevar por sus emociones no implicaría nada bueno e incluso podría ser la carta triunfal para que aquella mujer se deshiciera de ella, odiaba la idea, pero debía fingir que solo era una adolescente que había huido de casa por su compromiso y luego había recapacitado. Rikuto que seguía de pie a su lado, tomó su mano y entrelazó con la suya, aquel gesto a la peliverde le pareció de lo más incómodo y desagradable, por lo que se soltó de manera brusca y retrocedió dos pasos

— Veo que no has vuelto muy mansa que digamos —habló la anciana mientras Rikuto la observaba dolido

— Prometí que volvería y por eso, estoy aquí —respondió Ririka con una expresión seria y sin amedrentarse— eso no quiere decir que de la noche a la mañana haya desarrollado sentimientos amorosos por alguien que claramente... no lo merece.

— Una respuesta sincera y certera —siseó la mujer enfocando su oscura mirada en la menor, algo le decía que había un cambio

La hija de esa mujer siempre fue débil y miedoso desde niña, por lo que solo empujarla o gritarle era suficiente para que temblara de miedo y pidiera perdón, así había sido hasta hace un año atrás, pero era claro que el permitirle a su nieto llevársela hizo que aquella miserable creyera que ya tenía libertad en su vida. Una sonrisa divertida y de superioridad decoró su rostro y ni siquiera así, la menor titubeó en mantenerle la mirada

"¿Qué ha sucedido contigo, hierbajo?"

— Ririka ¿qué hiciste en estos dos días? —inquirió Rikuto de repente y la anciana aplaudió para sus adentros al no ser ella quien sacara la pregunta, ya que lo que menos deseaba es que los demás creyeran que estaba interesada en saber de su "nieta"

— Te pedí dos días para mi misma y he regresado como lo prometí ¿no te basta?

— Eso...

— Puff —rió la mujer captando la atención de ambos— si, entiendo que debieron ser dos días muy ocupados si... tuviste compañía —añadió orgullosa al ver como el ceño de la joven se fruncía ante sus palabras

— ¿Compañía? ¿Quién? —cuestionó Rikuto en un tono que evidentemente no le gustaba a la peliverde

— ¿Rengoku Tōjuro, te suena? —soltó finalmente mientras el rostro del contrario se ensombrecía

𝙁𝙧𝙖𝙜𝙖𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙙𝙚 𝙋𝙚𝙧𝙖 - 𝙍𝙚𝙣𝙜𝙤𝙠𝙪 𝙆𝙮𝙤𝙟𝙪𝙧𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora