XV: Pedir prestado un amor roto

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La ansiedad no lo deja concentrarse, no puede hacer nada.

Harry hace tanto que no descansa, no recuerda lo que es levantarse una mañana y sentirse aliviado.

Pensar en su dama, pensar en Louis, en la presión que siente en su pecho y sentir sus dolores de cabeza constantes.

Está un poco harto de todo y de nada a la vez. Realmente nada en su vida le pertenece, ni el reino, ni el dinero, ni Amabella, ni Louis, se siente como si todo fuera un préstamo.

Durante las noches es cuando se siente tocar fondo, cuando recuerda a Amabella y su último encuentro, lo difícil que fue todo y como él no tuvo el poder de enmendarlo, como no pudo pedir perdón de la manera correcta, como le quedó a ella el pensamiento de que él le mintió.

Sabe que es un cobarde pero ¿quién no lo es en un mundo de almas fuertes?

Algunas veces desearía volver al pasado, haber hecho todo bien, quizá si no hubiera conocido a Amabella no estaría en tal problema, tal vez si hubiera seguido su destino y haber esperado que su momento con Louis se diera, todo habría resultado mejor, más mentes felices y corazones sanos.

Pero erró y ya no puede corregirlo.

Sólo puede esforzarse un ciento diez por ciento más y tratar de hacer a sus parejas más felices, darle a Amabella el espacio y a Louis su libertad.

Sin condiciones, así como lo ha hecho hasta ahora, tratar de enmendar un poco su error.

Si Louis le pide ser besado, hacerlo, aunque aquello confunda sus propios sentimientos y reacciones de su cuerpo, intentar abrirle los ojos para que Louis pueda buscar a alguien con quien ser feliz.

Eso es todo.

Intentar ser mejor diario y por las noches medicarse para poder conciliar su sueño.

. . .

Por la tarde, Louis se siente cansado, tuvo que levantarse temprano, tiene tantos deberes en el pueblo que ya no podía estar más recostado, sin embargo, ahora va rumbo al palacio a cumplir una cita con la reina, quien alegó querer conocer su opinión en ciertos detalles de la boda.

A Louis sinceramente le da igual, de todas maneras no será una boda real, no hay de qué emocionarse, lo que ella elija está bien.

No ha visto a Harry durante días, ambos han estado ocupados y él lo ha estado evitando. 

Como siempre.

Harry tampoco le ha escrito, lo que es inusual.

—¡Louis, cariño!— saluda la reina al verle entrar al palacio.

Dejando su libro y abanico al lado se pone de pie para verlo.

Louis da una reverencia —Su Majestad.

—Estás tan bonito, no te veía hace siglos— menciona.

Una risa suave sale de los labios de Louis —Sí, es una completa lastima que no nos hayamos encontrado antes, Alteza.

—Hay varios asuntos que ver esta noche pero antes dígame, ¿tiene usted hambre?

Louis niega —No Majestad, la duquesa me ha alimentado antes de que viniera, no se preocupe.

Asiente —¿Vemos lo de la boda?

—Claro— responde para después seguirla.

Sonata de invierno (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora