XXXIV: Descontentos de cristal

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Parte I de II

No se dieron cuenta lo lejos que ambos habían llegado hasta que el sacerdote leyó las nupcias.

Louis podía ver que todos le estaban mirando, incluido Harry, quien le miraba con miedo y preocupación mientras sostenía sus manos.

De todo lo que hablaba el sacerdote, Louis únicamente podía prestarle su atención al 10% de lo que decía.

Miraba a su familia quien le sonreía con emoción y miraba a la familia real, quien le miraba con orgullo.

Luego sintió el dedo pulgar de Harry acariciarle su mano mientras escuchaba al sacerdote hablar.

Louis tenía miedo, ¿Era correcto esto? Probablemente no pero ya no podía retroceder si no quería volverse enemigo número uno de la familia real.

Y sintió su corazón agitarse cuando escuchó al sacerdote hablar.

—Príncipe Harry Edward Cox I, ¿Acepta usted al duque Louis Thell Brimsley en sangrado matrimonio para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad hasta que el sagrado Dios y la muerte los separe?

Harry dejó de respirar por un momento.

Los ojos de Louis esta tarde brillaban como miles de estrellas, tenía una mirada cristalina cuando las luces de los candelabros iluminaban su mirada celeste.

Se veía hermoso frente a él, suave y dulce, podía verlo asustado, las manos del duque sudaban sobre las suyas y aquello no podía parecerle el momento más vulnerable de Louis.

Mirándole con la esperanza que Harry aceptara, mirándole con la misma mirada que le había dado antes de que todo se arruinara.

Louis lo amaba, sabía que lo hacía, podía sentirlo en su piel cada vez que el castaño lo miraba de esa forma, quería pasar más tiempo con Louis del que se había permitido tener.

Deseaba darle una vida hermosa, llena de riquezas y felicidad, una donde nunca faltara el amor y una donde las horas no fueran suficientes para darle cariño pero ni siquiera sabría si podría hacerlo alguna vez luego de todo lo que había pasado.

Louis le miraba ansioso esperando una respuesta así que con un nudo en su garganta provocado por los nervios, habló.

—Acepto— dijo antes de sentir su corazón golpear en su pecho con fiereza.

Louis no sabía qué hacer ahora, creyó que Harry se arrepentiría a último momento pero no lo hizo, lo había aceptado como esposo y aunque fuera algo estúpido después de lo que había pasado entre ellos, Louis se sentía emocionado.

¿Era ser tonto soñar por un momento?

—Duque Louis Thell Brimsley, ¿Acepta usted en sagrado matrimonio a su Alteza Real, el Príncipe Harry Edward Cox I, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad hasta el sagrado Dios y la muerte los separe?

Y la decisión ahora estaba en sus manos, podía retroceder y parar todo, no casarse con él y en su lugar huir de esa iglesia donde nadie lo encontrara o podía casarse con Harry, podía pertenecerle al hombre que él amaba y aunque pareciera increíble, ese hecho hacía latir a su corazón.

¿Qué podía hacer? Louis era joven y un poco testarudo, se dejaba llevar demasiado por sus emociones y sentimientos, nunca había amado en la vida hasta que conoció a Harry.

Luego miró a Harry y este le negó con su cabeza, esperando que Louis no aceptara y huyera lo más pronto posible de donde lo había metido pero Louis no quería hacerlo, por más que Harry estuviera prácticamente rogándoselo con la mirada.

Sonata de invierno (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora