Sonata de invierno (l.s)

XVIII: Sueños celestes

Parte 1

Han pasado unos cuantos días y cuando comienzan los planes de boda, sin dudarlo, hay demasiadas cosas por hacer, los trajes, la comida, las invitaciones y todo es el doble de dificil cuando se trata de un matrimonio real, Louis se sentía aturdido.

Había ido de un lado a otro por el pueblo con el príncipe, mientras este a su lado sólo leía la correspondencia real, había cierta tensión en el ambiente y el menor no sabía por qué.

Harry actuaba distante, le hablaba poco y asentía repetitivamente, Louis ya no sabía cómo sacar un tema de conversación, así que se rindió por ese día, se limitó únicamente a observar por la ventana.

Iban camino a una floristeria, si bien la empresa había ofrecido enviar las flores al palacio, la reina prefirió que Louis y Harry fueran por ellos mismos lo que deseaban para su boda.

Algunas veces, Louis veía a Harry disimuladamente, observaba como el príncipe leía y suspiraba, como si estuviera cansado, agotado o incluso triste, le preocupaba pero no había nada que Louis pudiese hacer cuando Harry no volteaba ni a mirarle.

—Hemos llegado, Majestad— menciona su chofer.

Harry asiente y se baja del carruaje, Louis intenta hacer lo mismo pero el príncipe ya le ha abierto la puerta.

—Ten cuidado, el suelo está resbaloso— le dice Harry sin mirarle.

Louis baja tomando la mano de Harry de apoyo y trata de buscar su mirada, la cual Harry nunca le da.

Suspira.

Al entrar a la floristería les reciben con una reverencia y amabilidad, luego proceden a llevarles a un mini salón en donde están los arreglos florales que Louis y Harry deberán elegir. Todos son hermosos, Louis los mira maravillado cuando conforme avanza cada uno le parece más bonito.

—Todos son maravillosos— dice Louis para si mismo.

Harry por su parte asiente y toca las flores —Son bonitos, si pero ¿cuál te gusta a ti?— pregunta curioso.

Louis encoge sus hombros —Para cualquiera estaría bien, Majestad— continua viendo las flores y señala unas violetas —¿Qué te parece ese?

Harry levanta su vista y duda —Hm... no lo sé, yo tenía en mente otro color— responde bajo.

Curioso, Louis levanta sus cejas —¿Cuál majestad?

Harry señala unas rosas celestes —Su color es identico al de tus ojos— menciona.

El corazón de Louis se agita.

—Me gustaría que esta boda tenga tu esencia Louis, no quiero una boda planeada por mi madre, realmente no soy fan del color coral y si estás de acuerdo, quiero que nuestra boda lleve tu color— se acerca a las rosas para tomar una con su mano y pasarla al duque.

Harry nunca pone su mirada sobre él hasta que los dedos de Louis rozan su mano al tomarla.

—Me parece un color hermoso— asegura Harry mirandole a los ojos.

Su actitud aún es distante y sinceramente no expresa mucho, Louis no cree que Harry esté consciente de lo que está haciendo pero por primera vez en su vida, Louis puede sentir a Harry.

—Serán celestes entonces— aquello es lo único que responde Louis antes de salir del lugar.

No entiende por qué lo hace, Louis está sintiendo demasiado, ni siquiera saber si aquello es una buena idea pero necesita calmarse. Está sintiendo a flor de piel.