Capítulo 11

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Finalmente después de tantas idas y vueltas, regresamos a la academia cuando el reloj marcó las siete de la noche, estaba molesta, porque había querido volver a la academia lo más antes posible, sin embargo, Taehyung había tenido la maravillosa idea de detenerse en cinco locales, a comer y a comprar cosas innecesarias.

Lo observé con el ceño fruncido cuando estacionó el auto en la academia, los demás hombres se habían quedado en la casa del señor Park y nos habíamos ido solos. Él me devolvió la mirada un segundo después de apreciar el horrible muñeco de trapo que había comprado en un pequeño local.

—¿Estás enojada? —preguntó con descaro.

—¿Tú qué crees? —devolví sarcástica—. No entiendo para qué quieres esa cosa, ¿lo convertirás en un muñeco vudú o algo así?

Taehyung me miró incrédulo.

—No sabes apreciar la belleza de las pequeñas cosas.

—No encuentro ningún tipo belleza en un muñeco de trapo, no me culpes —respondí seguido de soltar una risa relajada.

Observé a Taehyung con más detenimiento, ya no me miraba a mí, tenía la vista fija sobre su pequeño objeto, guardó silencio durante unos largos segundos, como si estuviera pensando profundamente en algo.

—Ella solía tener gustos extraños —empezó a decir en un tono que no supe descifrar—. Siempre me pedía muñecas de trapo para su cumpleaños, decía que no importaba que le diera cualquier baratija, que ella sólo apreciaba el detalle.

Me esforcé en mantener la boca cerrada mientras lo escuchaba, aunque debía admitir que estaba muriendo de curiosidad.

—A veces me recuerdas a ella, era muy parecida a ti, en todos los sentidos —Taehyung me miró—. Tal vez... Sólo tal vez si ella nunca hubiese muerto, todo seguiría igual.

Lo cuestioné con la mirada cuando se volvió a quedar en silencio, intenté procesar con rapidez lo que había escuchado. ¿Ella? ¿Se refería a la chica que había muerto hace tres años? ¿La misma que creó la leyenda? No obstante, a pesar de que deseaba hacerle un millón de preguntas no lo haría, porque sabía que Taehyung no iba a responderme ninguna.

—Taehyung...

—Te veré mañana, descansa —me interrumpió al instante.

Me dio una mirada significativa, por lo que no dije nada más y salí del auto sintiéndome muy confundida. No me gustaba para nada sentirme así, con dudas y haciendo miles de teorías para intentar descubrir todos los secretos que había a mi alrededor, ni siquiera me había concentrado tanto en las clases como debería, estaba haciendo todo lo contrario.

Cuando entré a la academia no me fijé en nadie, caminé lo más rápido que pude para llegar a mi habitación, incluso empujé a algunos estudiantes, pero sólo me miraron con desagrado. Me detuve en la puerta con el ceño fruncido cuando escuché unos ruidos extraños, era la voz de una chica que gritaba a todo pulmón.

—¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude! ¡Malditos, los odio!

Entré cuando me di cuenta que algunos chicos se estaban dando cuenta de la situación y miraban en mi dirección con extrañeza.

—¡Les voy a arrancar la cabeza, hijos de puta!

La escena que vi a continuación era sin duda alguna digna de fotografiar, la persona que gritaba era una chica de cabello rizado que estaba atada a mi cama con una soga, tenía el rostro rojizo y algunas venas se marcaban en sus brazos con fuerza, se veía realmente molesta. La observé con más detalle cuando me acerqué, sus rizos estaban desordenados y se sacudía salvajemente intentando zafarse.

El rey de las apuestas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora