Epílogo

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Las bajas temperaturas en Seúl habían causado que todas las personas se mantuvieran en sus casas con abrigos y tazas de café, el clima siempre había sido templado y frío, pero en el propio invierno era el doble. Nadie en su sano juicio querría estar fuera de la cama en estos días, pero como mis amigos y yo no éramos del todo normales, estábamos sentados en el piso de la joyería de mi madre jugando poker.

—Kim, Roxanne nos dijo que atendiéramos a los clientes mientras ella estaba de viaje, y estamos haciendo todo lo contrario —mencionó Azami.

—Ya voy, espera un poco más —le respondí sin apartar la vista de mis cartas—. Esta apuesta es demasiado grande, el que pierda tendrá que lanzarse a un río sin ropa.

—Me voy a morir de risa cuando Kang pierda y tenga que mostrar su trasero —agregó Moon con una sonrisa maliciosa.

—¿Qué te hace pensar que voy a perder? —se defendió Kang, aunque a kilómetros de distancia se notaba que estaba nervioso.

—Será mejor que no pierdas, porque nadie más que yo puede verte desnudo —continuó Sun amenazadoramente.

—¡Qué puto asco! —exclamó Moon, alejándose para escupir, haciéndonos reír a todos—. Guárdate esos comentarios desagradables para ti.

Me reí más fuerte que los demás, sabía que tenía que ayudar a Azami pero tampoco quería perder la oportunidad de estar con mis amigos, ahora que Sun estaba en la universidad, no pasaba mucho tiempo con nosotros, Moon, Azami y Kang la mayoría del tiempo estaban ocupados con las tareas, y si estábamos juntos ahora era porque eran las vacaciones de invierno.

En mi caso, estaba en una especie de indecisión, ya que no sabía qué carrera estudiar, y Misuk había estado insistiendo en que debería aplicar a criminología. Así que me pasaba las tardes asistiendo a la joyería y buscando algún entretenimiento para no aburrirme.

—Bienvenido a Roxanne's Jewelry. ¿En qué puedo ayudarte? —escuché que dijo Azami, desde la barra principal.

—Bueno, estoy buscando un regalo para el cumpleaños de mi hermana. ¿Cuál de estos me podrías recomendar? —dijo el cliente, aunque la voz me sonaba familiar.

No presté mucha atención, pero noté que Azami hizo pasar al cliente para que mirara más de cerca el resto de las joyas. Fue entonces cuando se detuvo junto a nosotros y sentí que nos miró fijamente.

—¿Puedo unirme? —preguntó, haciéndome levantar la mirada al instante.

Me quedé sin palabras cuando descubrí que era Taehyung, por eso su voz me había resultado tan familiar, por unos segundos lo único que hice fue mirarlo, y los demás me miraban como si esperaran que le saltara encima. Sin embargo, la mirada de Taehyung era casual, mostrando que para él la situación era normal, como alguien que solo hablaba amigablemente.

Así que me obligué a actuar normal.

—¿Quieres perder? —devolví desafiante. Taehyung se sentó con calma, sin inmutarse ante mi mirada llena de reto.

Tal vez Taehyung no me recordaba, tal vez todavía no recordaba nada de lo que había pasado antes del accidente, pero lo sorprendente era que estábamos en la misma situación que cuando nos conocimos, él estaba allí frente a mí sosteniendo su cartas con confianza, y yo desafiándolo. Akina lo había dicho, él recordaría todo tarde o temprano, y vendría a buscarme, realmente esperaba que lo hiciera.

Sin embargo, pensé que las cosas habían dado un giro inesperado, y no me quedó tan claro hasta ese momento. Quizá había tomado la corona desde el momento en que pisé la academia Springs, o quizá no, pero sin importar lo que sucediera a continuación, estaba muy segura de algo:

Yo era la jodida reina de las apuestas.

El rey de las apuestas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora