Capítulo 8

826 108 131
                                    

Mantuve mi cuerpo tumbado en el frío piso del salón de eventos con una expresión de aburrimiento, había permanecido en esa posición desde que Sun había reunido a todos los organizadores para empezar a trabajar. Desde entonces, la chica no había hecho más que lanzar preguntas para escuchar nuestras opiniones, es decir, una total pérdida de tiempo.

Levanté la mirada hacia el cielo sombrío que se asomaba por el ventanal, podía parecer extraño, pero desde que había llegado a la academia jamás había visto un buen clima, los días eran lluviosos, y cuando no era así, las nubes grises cubrían el cielo y el frío se hacía presente. Me incorporé hasta quedar sentada en el piso, hasta este punto mi uniforme debía estar hecho un desastre.

El salón era muy grande y espacioso, lo único que se oía era la voz de Sun dando órdenes y a veces gritando, había decidido alejarme e ignorarla por completo. No obstante, sabía que tarde o temprano su mirada verdosa se iba a clavar en mí con dureza.

—Disculpa, no eres un adorno de sala para estar sentada en el piso haciendo nada —exclamó con los brazos cruzados.

—¿Qué quieres que haga? Desde que llegamos no has parado de gritar y no das las tareas.

Me levanté un poco perezosa, me acerqué a Sun y le quité el cuaderno de apuntes, ella me miró con sorpresa pero no dijo nada.

—Bien, esto es sencillo, los objetivos del evento están definidos, el aniversario de Dai Springs, el momento y el lugar también —me dirigí a una chica que me veía con timidez—. Tú, encárgate del presupuesto, te daré una lista de las cosas que necesitaremos y establece una línea de gastos.

Ella asintió, luego me dirigí a otra chica.

—Y tú, haz un plan de emergencia, debemos estar preparados para cualquier previsto que surja en el evento, creo que es importante idear un plan B para evitar malos ratos —dije y ella asintió—. Sun, puedes hacerte cargo de los materiales y los trabajadores. Vamos, chicos, este año seremos el mejor comité de organización, sin fallas.

—Ella es una verdadera líder —murmuró un chico viéndome con una sonrisa amigable.

Observé a Sun, tenía el ceño fruncido y me miraba como si yo fuese una gran molestia para ella. Ni siquiera me esforcé en ocultar la sonrisa cargada de burla que le di, ella se acercó a mí con pasos decididos y me quitó su cuaderno de apuntes, luego observó a los demás con la misma expresión.

—Ustedes, ratas de alcantarilla, fueron elegidos para realizar únicamente su trabajo, no permitiré comentarios fuera de lugar, mucho menos que tengan que ver conmigo —Sun me miró—. Y tú, aceptaré tus palabras sólo esta vez, pero que te quede claro que la persona que da las órdenes soy yo.

Me encogí de hombros dándole una mirada aburrida. Sun era una chica, sin duda, muy bonita, tenía ese aspecto que podía llamar la atención en cualquier lugar que fuera, con una piel blanca, rasgos finos y delicados, y esos ojos verdes que expresaban todo menos debilidad. También era muy expresiva y tenía un carácter fuerte que no se adaptaba a su físico.

Solía observar a las personas y analizar, en Sun no habían tantas cosas que lograran llamar mi atención, a excepción de una, y es que su mirada cambiaba completamente cuando veía a Kang, sí, curioso.

—¿Y tú qué harás mientras tanto? —preguntó ella viéndome ceñuda.

—Lo último que hace falta, le haré promoción al evento, no lo sé, en redes sociales —pausé cuando tuve una idea, miré a Sun con diversión—. O tal vez, pueda reabrir el periódico escolar y hablar del evento por ese medio.

A Sun se le escapó una corta risa irónica.

—Ay, Kim. Podría imaginarte haciendo cualquier cosa, menos escribiendo para un tonto periódico.

El rey de las apuestas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora