Era sábado y estábamos todos reunidos afuera de la academia a las cinco de la mañana, estaba de mal humor porque ni siquiera me habían dejado tomar café en paz. ¿Quién en su sano juicio estaría despierto a las cinco de la mañana del sábado? A esta hora ni los pájaros estaban despiertos.
Suspiré con pesadez mientras observaba el autobús estacionado frente al grupo, no sabía qué demonios estaban esperando para que nos fuéramos de una maldita vez. Al menos tenía la satisfacción de saber que Rue no iría, o eso quería creer. Quién sabe, con eso que dicen de que hierba mala nunca muere.
Hacía frío y el chaleco del uniforme no era tan grueso para calentar, y mis pies se movían constantemente ante la profunda inquietud que me invadía, quizá mi malhumor se debía a los pensamientos que habían estado rondando en mi cabeza desde que había despertado. Estaba preocupada, porque no quería enfrentarme de nuevo al instituto Dwight Seoul.
Yo no era una cobarde, esa parte de mí había desaparecido con el paso de los años, ya no le tenía miedo a Daisy y tampoco amaba a Elián, pero eso no significaba que la cicatriz que ellos habían dejado en mí dejara de doler. Ver de nuevo a esos dos me haría recordar todo lo que había tenido que pasar en Dwight Seoul, y por supuesto, no era una sensación agradable.
Al menos me alivió saber que solo serían dos días en ese lugar llamado Gold Wood, dos días en los que trataría de evitar a todos los estudiantes con el uniforme rojo de Dwight Seoul.
—¿El director saldrá de su sarcófago o nos iremos sin él? —le dije a Sun cuando se acercó a mí con una extraña palidez en la cara.
—No lo sé, creo que está hablando con Taehyung —se limitó a responder.
Taehyung.
Ese era el otro asunto que no salía de mi mente, el nombre de Taehyung Park. Una horrible sensación de acidez en la boca venía a mí cuando recordaba a Taehyung y Bella la noche anterior, me preocupaba y a la vez me molestaba. ¿Por qué tenía que importarme tanto? Me moría de ganas por preguntarle a alguien sobre Bella, quería saber qué relación tenían los dos, pero a la vez, no quería que los demás descubrieran mis angustias.
Todos teníamos nuestro talón de Aquiles, ¿verdad? ¿Pero acaso el de Taehyung era Bella? Porque por la forma en que había actuado ayer, la respuesta parecía ser sí, y ese pensamiento tan simple me daba ganas de vomitar. ¡Y al mismo tiempo me enojaba conmigo misma! Odiaba este sentimiento, odiaba sentirme tan indecisa. ¿Qué demonios quería yo con Taehyung? ¿Y por qué me daba miedo descubrirlo?
—Maldito Elián, si él no se hubiera aprovechado de mis sentimientos, no me daría miedo enamorarme de alguien más, o estar con... ¿Qué estoy diciendo? ¡Yo soy una maldita idiota! Por haberme enamorado de un miserable gusano hijo de puta. Además, yo no debí...
—¿Kim? —pronunció Sun haciéndome salir de mi ensimismamiento—. ¿Estás bien? Estabas pensando... En voz alta.
La miré avergonzada.
—Tú no escuchaste nada —le advertí haciéndola reír.
—¿Estar con quién? —preguntó ella con una sonrisa tonta.
—¿Qué?
—Dijiste que sino fuera por Elián, no te daría miedo estar con alguien. ¿De quién hablas? ¿Taehyung?
—Pff, claro que no. ¿Yo? ¿Estar con Taehyung? ¿Salir con él? —solté una carcajada carente de gracia.
—Sé que te mueres por admitirlo.
—Tú también tienes mucho que admitir, empezando por alguien que tiene la inicial K.
Sun se atragantó con su propia saliva y empezó a toser incontrolablemente, me reí sin poder evitarlo al verle la cara roja, sabía que ese era un tema que lograba ponerla nerviosa al instante. Cuando se calmó, una sonrisa forzada se formó en sus labios.
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El rey de las apuestas ©
Misteri / ThrillerKim llega a una prestigiosa academia en Corea con la firme intención de concentrarse solo en sus estudios. Sin embargo, pronto se da cuenta de que la academia oculta un oscuro secreto. Los estudiantes están atrapados en una red de mentiras y traicio...