Capítulo 22

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—Estar en Springs es mil veces mejor que vivir en casa, mi hermana mayor es una horrible cucaracha.

Levanté la mirada de mis cartas con una sonrisa divertida ante lo que acababa de decir Sun, ella no me devolvió la mirada, estaba concentrada en el juego. Estábamos de nuevo en la gran sala del comedor, no había nadie más además de nosotras por eso habíamos aprovechado el momento para jugar baccarat con grandes cantidades de dinero, Moon se rascó la nariz distraídamente haciendo que la observara, había sujetado sus rizos en una coleta, se había quitado el chaleco y traía la corbata hecha un desastre, digamos que nuestra relación había mejorado un poco desde que había golpeado a la idiota de Rue.

Moon me había dicho que el director sólo la había castigado por golpear a su secretaria, después de eso pasaron tres días y Sun, Moon, Hana y yo nos pasábamos las tardes libres jugando cartas o cualquier cosa para matar el aburrimiento, le había dado una pequeña pausa a mi investigación para centrarme en mis cosas, aunque tenía entendido que Kang continuaba reuniendo información. Era un miércoles nublado y Sun no había dejado de quejarse de su familia desde que se había sentado.

—¿Es tan mala? —le pregunté.

—Es una perra desgraciada, la odio —contestó Sun haciendo una mueca de disgusto—. Tiene veinticinco años y trabaja en la empresa de mi padre, tuvo las mejores calificaciones cuando estudió aquí y ahora también es exitosa.

—A eso se le llama envidia —canturreó Moon.

—¡No le tengo envidia! —exclamó Sun ofendida—. Es sólo que ella se cree perfecta y es demasiado narcisista, lo peor es que mis padres no dejan de decirme que es mi modelo a seguir, que asco.

—Oye, no puedes hacer eso —dijo Moon señalando las cartas de Sun con la barbilla.

—¿Por qué no?

—El 10, la J, la Q o la K no valen nada.

—No estás concentrada, Sun —intervine viéndola con seriedad—. ¿Te sientes bien?

Ella suspiró.

—Lo siento, es que estoy preocupada por los exámenes, sólo faltan algunos días y no he estudiado tanto como debería.

—Yo tampoco he estudiado nada. ¿Recuerdan la primera semana de exámenes? Son como quince hojas de cada asignatura, de seguro creen que somos máquinas —respondí.

—Tú no deberías preocuparte, Sun. Has tenido las mejores calificaciones desde primer año —dijo Moon viéndola con el ceño fruncido, la relación entre ellas aún era tensa.

Sun no respondió y nadie volvió a hablar durante los siguientes minutos. De cierto modo ella tenía razón, en Springs los exámenes era muy difíciles, principalmente si estabas en el último curso, por esa razón era que todo el mundo decía que sólo los mejores estudiantes lograban entrar y pasar el examen de admisión con una nota satisfactoria.

—¿Tú eras amiga de Mina Springs? —solté de repente logrando que Sun empezara a toser sonoramente.

Moon clavó sus ojos en mi rostro sin relajar el ceño y yo las observé con mi mejor cara de inocente. Simplemente no entendía por qué todos reaccionaban de esa forma cuando mencionaba a la hija del director, eso sólo me decía que a esa chica le había sucedido algo más, tenía que haber una larga historia detrás de su muerte. Sun se dio suaves masajes en la garganta mientras me veía con inquietud.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó en un hilo de voz.

—Hana me lo dijo.

—¿Qué más te dijo? —volvió a preguntar escandalizada.

El rey de las apuestas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora