Capítulo 27

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Reí involuntariamente pensando que había escuchado mal, no, por supuesto que no podía ser posible, Akina y Taehyung no podían ser hermanos, era una completa locura. Me incorporé y la observé desde mi posición con el ceño fruncido, Akina apartó la mirada como si no le importara mi reacción, entonces ella hablaba en serio...

Simplemente mi cerebro no lograba asimilar el hecho de que ambos compartieran sangre. ¿Qué demonios pasaba con todas las veces en las que había visto a Akina mirar a Taehyung como si realmente lo amara? Había imaginado cientos de veces que Akina me odiaba porque pensaba que yo tenía algo con él. ¿Pero no era así? ¿Cómo demonios se suponía que compartían sangre si él era coreano y ella japonesa? Maldición, esta vez sí me iba a explotar la cabeza.

—¿Taehyung es tu hermano? No es posible —respondí sintiendo la garganta seca.

—¿Por qué no es posible? —preguntó ella bruscamente—. Si es por la nacionalidad, aquí tienes tu respuesta, él nació en Corea del Sur, y yo en Japón, no hay que ser un genio para deducirlo.

—Pero yo creí... Creí que estabas enamorada de él.

Akina rió con tristeza.

—Estoy segura de que él antes preferiría casarse con un gusano, Taehyung me odia, creí que eras más vivaz... ¿Cómo no te diste cuenta de eso?

—Yo... Bueno, es que Taehyung casi nunca habla contigo, y ahora que lo pienso... Es extraño, considerando que eres miembro de su equipo.

—Es mi hermano, Kim, y lo quiero mucho. Desde que llegué a Corea del Sur lo único que he hecho es esforzarme por tener su aprobación, por ganarme aunque sea un poco de su cariño, por intentar conocerlo, por hacer que confíe en mí, pero tal parece que es imposible —respondió ella bajando la mirada al piso con tristeza—. Cuando Taehyung se enteró de que yo estudiaría en Springs se enfureció, él no me quería cerca y...

Akina se interrumpió cuando la voz se le quebró por completo, y un par de lágrimas gruesas se deslizaron por sus mejillas ruborizadas. No supe qué hacer ni qué decir, y a decir verdad la situación resultaba un poco incómoda, me limité a observarla mientras ella se compuso la garganta intentando continuar.

—Dijo que me odiaba, y que aborrecía compartir sangre conmigo —dijo finalmente, con el rostro contraído de dolor—. Es lo único que he obtenido de él desde que éramos niños, rechazo, odio y rencor. Y me duele, Kim... Porque ya no sé qué más hacer para que él no me desprecie, es mi maldito hermano, debería amarme.

Volví a ponerme de cuclillas frente a ella intentando pensar con claridad.

—¿Por qué nacieron en países distintos? —pregunté, sintiéndome un poco culpable al empezar con mi interrogatorio.

—Es una historia complicada —murmuró ella con cansancio, como si le costara respirar—. Taehyung es mi medio hermano, sólo tenemos a la misma madre, y ella... Mi mamá es coreana, pero tuvo que viajar a Tokio por asuntos del trabajo, entonces conoció a mi papá, se enamoró de él... Y luego nací yo, la peor desgracia para la vida de Taehyung.

—¿Por qué Taehyung te aceptó en su equipo? —pregunté de nuevo.

—No lo sé, supongo que fue por obligación de mi madre... Taehyung es una enorme caja de misterios —contestó—. A veces te envidio, ¿sabes? Porque él te dio todo en bandeja de plata apenas te conoció, y yo ni siquiera he recibido una sonrisa sincera de su parte.

Bajé la mirada sin poder evitarlo.

—Oh, yo... Lo siento.

—No, no te disculpes. Lo entiendo perfectamente, y... Supongo que debería sentirme feliz de que mi hermano esté interesado en una chica después de tanto tiempo.

El rey de las apuestas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora