Capítulo 38

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Mantuve mi postura firme y mi mano no tembló en ningún momento, así que no estaba tan oxidada como creía, la otra Mina pasó a mirar la puerta abierta y pude anticipar sus intenciones, así que le ordené a Sun que la cerrara. Estaba harta de todo, esta chica me diría toda la verdad aunque tuviera que utilizar la tortura.

No estaba ni un paso por delante de Clifford como pensaba, porque estaba segura de que esta chica era la prueba viviente de que ese hombre tenía aún más secretos escondidos y un as bajo la manga, de cualquier forma siempre lograría dejarnos sin palabras.

—No saldrás de aquí hasta que hables.

—¿Sabes usar eso? —se atrevió a decir la extraña con cierta burla.

—¿Quieres que pruebe contigo? —le respondí desafiante, no estaba de humor para bromas tontas.

La chica se levantó de la cama con un poco de lentitud, estaba usando un vestido largo de color marrón y traía el cabello suelto, observé con fijeza sus ojos negros que estaban cubiertos por una espesa tristeza, tenía ojeras y un aspecto enfermizo y cansado, como alguien que había estado enfermo durante meses. Sentí la misma sensación extraña de antes, algo que me decía que esta chica no era completamente idéntica a la Mina que había visto en el vídeo.

Regla #4: Si algo te resulta sospechoso, investígalo.

—No tienes que ponerte violenta, después de todo es hora de que sepas toda la verdad.

—No es ella —murmuró Sun con un poco de pánico desde su posición, la miré con curiosidad para que siguiera hablando—. Ella no es Mina, sus rasgos son diferentes, su voz es diferente... Mina y yo teníamos años de amistad, la reconocería si realmente fuera ella.

—Ya la escuchaste —dije, mirando de nuevo a la impostora—. ¿Quién eres tú?

—Mi nombre es Yana, Mina era mi prima —respondió finalmente—. Clifford Springs en realidad es mi tío. Hice el acertijo que encontraste la última vez para darte una pista.

«Dos chicas unidas por la sangre, tan similares pero sin la misma madre»

Fue como si mi mente hiciera clic en ese momento. Quería decir que las niñas del acertijo eran primas, claro, se parecían, se parecían porque eran familia.

—Mina y yo teníamos una buena relación, desde pequeñas habíamos sido muy unidas, nos decían que parecíamos hermanas porque nos parecíamos demasiado. Y siempre nos divertíamos, a pesar de que estábamos separadas por clases sociales —continuó Yana, luciendo triste—. Nuestros padres no se llevaban bien, los padres de Mina eran ricos y tenían un gran estilo de vida, y mis padres siempre tenían que luchar para llevar comida a casa.

«Por el cual la muerte emergió para reclamar a la primera nacida en la claridad»

Entonces Mina era la niña que había nacido en la claridad, porque como dijo Yana, Clifford siempre había gozado de una gran fortuna, por lo que a Mina nunca le faltó nada.

—Todo iba bien hasta que mataron a Mina, después de su muerte no supe nada de su familia, solo que la tía Leena murió al año siguiente. Pero entonces un día... —Yana se interrumpió porque dejó escapar un sollozo, y eso fue suficiente para que decidiera bajar el arma—. Un día Clifford vino a mi casa como un loco, ordenó a sus hombres que mataran a mi madre y luego secuestró a mi padre, luego también me secuestró a mí, y desde ese momento comenzó la pesadilla.

Se me hizo un nudo en la garganta al recordar al hombre moribundo que había visto en las mazmorras, ese debía ser el padre de esta pobre chica.

—Mi hija está secuestrada, ese monstruo la tiene, ayúdala, por favor —dijo el hombre después de escupir sangre—. Su nombre es... Su nombre es...

El rey de las apuestas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora