¿𝐂𝐨́𝐦𝐨 𝐭𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫𝐢̄𝐚𝐬 𝐬𝐢 𝐭𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞𝐩𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐚𝐧 𝐦𝐚𝐥𝐚 𝐬𝐚𝐥𝐮𝐝 𝐭𝐮𝐯𝐢𝐞𝐫𝐚𝐬?
Daisy 'Dizzie' March es una chica que físicamente siente todo pero emocionalmente no siente nada... Y tampoco quier...
Eleanor se acercaba cada vez más a la casa de su mejor amigo, quien la esperaba con ansias y no se tardó ni un minuto en abrir la puerta cuando ella la tocó.
— ¡Eleanor! —exclamó y se abrazaron con mucha alegría —. ¿Estás bien? —inquirió soltándola, le preocupaba que haya quedado muy mal con el asunto de la ruptura.
— Nunca estuve mejor.
— ¿Segura?
La chica lo ignoró y se adentró en el lugar, dónde se cruzó con Meg y Jhon saliendo apresurados de una habitación.
— ¿Por qué tanta prisa? —los detuvo Barry.
Jhon se percató de su presencia y la saludó con sorpresa, era el único que no estaba enterado de su vuelta.
— ¡Eleanor, regresaste!
— ¿Si, pero qué pasó?
— Beth está grave de nuevo —le explicó Margaret.
Después de escucharla todos acudieron a la residencia de las March con apuro, que aceptaron gustosas la ayuda.
"Mientras más, mejor" les dijo Marmee.
A pesar de que no eran de gran auxilio los pocos consejos que les otorgaron la segunda hermana menor se recuperó y para la noche su estado había mejorado.
Jo se encontraba arropando a Elizabeth al mismo tiempo que El la observaba.
— Laurie me contó lo de la pelea —alegó Jo con la mirada en Beth —. ¿Es cierto? ¿Tú y Daisy discutieron?
— Lamentablemente es verdad —suspiró —. Al estar aquí todavía me acuerdo algunas cosas que hice para que ella no se sintiera mal porque ustedes salían sin ella.
— Siempre estaba enferma.
— ¿Desde cuándo? —la interrogó —. Hace mucho que yo no la veía enferma.
— Yo tampoco, eso me sorprendió.
— ¿Desde siempre se ponía así?
Jo no respondió, se mantuvo en silencio.
— ¿Desde siempre se enfermaba así? —le preguntó de nuevo. Deseaba conocer la versión completa y nadie más que Josephine se la otorgaría.
— No... Empezó cuando ella tenía 8.
La joven seguía confundida, necesitaba más información para comprender a su anterior pareja.
— ¿Cómo?
— Estaba jugando con ella a subirnos a un árbol alto —confesó —. Dizzie se cayó y se cortó la rodilla, no la atendimos a tiempo, se puso grave y mamá la llevó a un hospital con un buen doctor... O se suponía que era un buen doctor —murmuró enojada.
— ¿Qué estás diciendo? —se cruzó de brazos y se apoyó en el marco derecho de la puerta.
— Ella regresó en las vacaciones y ví... Que tenía lastimado el cuello, cada que volvía venía con moretones o rasguños que ocultaba.
— ¿Si lo ocultaba... Tú cómo lo sabes?
— Me lo contó solo a mí... Y cuando cumplió 11 nos enteramos, o mejor dicho, las demás se enteraron de las cosas que ese desgraciado llamado "médico" le hacía —a Jo se le quebró la voz.
A Barry se le pusieron los ojos llorosos.
— ¿Daisy lo sabe?
— No —la interumpió desesperada clavándole la vista, como si con esas palabras de forma automática Dizzie sabría lo ocurrido —. No, claro que no, no recuerda ni el más mínimo detalle y tampoco creo que sea necesario, además de que cuando intenta acordarse parece como si...
— Se transformara en otra persona —completó y la escritora frunció el ceño confundida —. Me pasa lo mismo a mí —le aclaró.
Jo se quedó sin palabras y simplemente apagó la vela que iluminaba el cuarto para acompañar a Eleanor hacia afuera, la escritora al salir se fijó que nadie las notara y luego continuó la plática
— ¿La quieres ayudar aunque no estén juntas?
El asintió.
— ¿En serio?
— Es lo que más quiero, siempre intento ayudar.
A ella le temblaba la mandíbula y simulaba que lloraría en cualquier momento.
Después Josephine atinó a decir "¿Estás bien?" y de la nada Barry se derrumbó en el suelo.
Jo se agachó a abrazarla y consolarla de la forma que pudo entre que le surruraba que iba a estar bien, que no necesitaba a Daisy para vivir. "Nadie se muere de amor" le aconsejó.
Y en medio del llanto Eleanor besó a Jo.
— Lo siento —se disculpó apartándose —. Lo siento Jo, lo que hice fue una estúpidez —se limpió los ojos —. No sé lo digas a nadie, me matarían.
— N-no hay problema —contestó con nerviosismo —. Estabas mal y yo... —se levantó del piso —. Nada, no pasa nada —explicó acomodándose la ropa.
Luego entró de nuevo a su casa abandonando a El afuera, quien se dirigió a la casa Laurence y se mantuvo mirando el techo la noche entera, preguntándose por qué beso a la hermana de su anterior compañera.
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