60. Lienzo y pluma.

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Amy se encontraba en su taller de pinturas cuando Laurie entró con la intención de disculparse, pero antes de hacerlo trató de entablar una conversación "normal" informándole que había pasado por el buzón para que le llegara una carta a Eleanor sobre el estado de Tewkesbury, el cual residía en París y estaba alegremente comprometido esperando fichar al fin el día de su boda. 

-- Me alegra --dijo ella con una sonrisa y el pincel en la mano --. Al menos él si logró consolidarse y aferrarse a un futuro digno. 

La sonrisa juguetona del joven se borró de inmediato ante tal comentario mientras Laurie no sabía que había herido más su orgullo, la indirecta o la frialdad de la hermana March, y la menor de las hermanas fijaba su vista en las pinturas que no la convencían de su genio, pero él no se rindió ante el sermón y decidió desviar el asunto formulando una pregunta entre que se acercaba a las "obras de arte" de Amy con simpatía. 

-- ¿Qué estás haciendo? 

-- No te detengas en eso --le indicó desinteresada limpiándose sus manos con uno de sus trapos de tela. 

-- ¿Por qué? 

-- Estoy pensando en abandonar mis pinturas --se dignó a mirarlo --. Cada lugar que visité con la tía March me ha quitado algo: la vanidad, el deseo de sobresalir y, sobre todo, la idea de que podía llegar a triunfar. Lo que pinto no es excepcional, así que voy a aprovechar mis otros dones con tal de favorecer mi papel en la sociedad. 

-- Es una gran confesión a los 22 años --comentó el joven y se aproximó hasta dos sillas a lo lejos donde se sentó en una y apoyó su pie derecho en la otra. La rubia lo observó con confusión --. ¿Qué haces? 

-- Quiero que tu último retrato sea el mío. 

-- Está bien --accedió acomodando su material en torno a él. 

El lienzo se deslizaba suavemente por la hoja en blanco manchada por distintos colores mientras la hermana March parecía recordar el grosor de su lápiz negro sobre sus viejas y amarillentas hojas al dibujar al muchacho Laurence aquel día de la visita a la playa. Ya no era lo mismo, claro está, pero el instrumento para plasmar imágenes, los colores y la calidad del papel no eran las únicas cosas que la rubia notaba diferente. Había algo más, sólo que ella no lograba descifrar de qué se trataba. 

-- Listo --le informó dando vuelta el cuadro. 

El rostro de Laurie en ese instante, su sonrisa, provocaron que se cuestionara si debía abandonar sus pinceles para siempre. Aunque no fue suficiente. 

-- ¡Lo colgaré apenas pueda! --anunció con entusiasmo y se contuvo antes de admitir: "También me agradaría que fueras parte del retrato". 

Un ruido se escuchó desde afuera y ella enseguida supo que era el carruaje que traía a Fred. 

-- ¿Me desabrochas la bata? --inquirió y él así lo hizo. 

La menor de las March se alejó y corrió a saludar a Fred... 

Con Laurie presenciando todo. 

10 años atrás:

Jo y Daisy se encontraban sentadas en la cama de la escritora. Eran cerca de las doce de la noche y Josephine le leía a su hermana, entre susurros, un cuento que halló tirado debajo de su cama. Al día siguiente planeaba llevar a Beth a la playa y necesitaba la opinión de alguien que le dijera si ese relato era el adecuado para la ocasión.

-- Me gusta --dijo Daisy con una sonrisa pese a su cansancio --. A Beth le encantará. Aunque...

-- "Me gusta más cuando tú lo escribes" --terminó la frase y soltó el libro --. Todas dicen eso.

-- ¿Por qué no has escrito nada aún?

Jo se levantó de la cama evadiendo la cuestión y colocó el cuento en uno de los muebles que estaba a un lado de la cama.

-- Tienes talento.

-- ¿Y por qué no puedo hacer nada? --la interrumpió levantando el tono de voz sin darse cuenta.

Beth, que dormía al costado, se despertó lentamente y las interrogó con voz ronca si estaban peleando.

Las hermanas mayores se aproximaron a ella, le respondieron que no pasaba nada y luego la acobijaron. 

Dizzie estaba decidida a retirarse a su habitación, pero antes le comunicó a Josephine que tratara de escribir algo para Beth. 

-- Todas lo necesitamos --y salió de la habitación. 

































Yo: 

¡Nos vemos hasta el próximo capítulo! 

También yo: 

*Se desaparece por un mes* 

Bueno, perdón por no haber actualizado por ese laaaargo tiempo y si quieren alguna justificación no la  van a encontrar lamentablemente... Ni yo sé por qué no actualicé, jsjs. 

Lo que atrasó esto en parte fue que yo me dí cuenta que, al querer hacer la historia acorde a la película, me estaba olvidando de Daisy y estoy arreglando eso. 

Sin nada más que decir

Bye. 

𝐓𝐈𝐓𝐀𝐍𝐈𝐔𝐌 - 𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 𝐖𝐎𝐌𝐄𝐍//𝐌𝐔𝐉𝐄𝐑𝐂𝐈𝐓𝐀𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora