14. 𝐔𝐍 𝐇𝐎𝐑𝐑𝐈𝐁𝐋𝐄 𝐉𝐔𝐄𝐆𝐎.

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Por la mañana siguiente Daisy despertó a Jo y esta se asustó de verla, en especial luego de lo sucedido.

— ¿Qué-qué estás haciendo aquí? ¿Y Meg?

— No está, ella, Marmee y las demás se fueron a pasear a la playa todo el día como un regalo del señor Laurence y yo les dije que me quedaría para cuidarte... Hermanita.

La joven escritora no se sentía nada cómoda con la situación.

— Yo creo que... Quiero ir con ellas —dijo levantándose de la cama pero la gemela se le colocó en frente con una cara amenazante y una daga que hasta ese instante trató de ocultar.

— Tú no irás a ningún lado, te quedarás conmigo y jugaremos un juego.

— Perdón pero yo no quiero jugar.

Daisy la tomó del cabello.

— Eres una niña estúpida, Jo March, tan estúpida como las cosas que escribes —le susurró al oído.

Josephine estaba temblando del miedo y la gemela procedió ponerle el brazo encima de la cama y arañarselo de una forma tan fuerte que le salía sangre. Jo gritaba suplicando que la soltara pero Dizzie no le hacía caso y seguía con su horrible juego. Luego de terminar le dió indicaciones para ocultar la herida.

— Usa vestidos que cubran el brazo hasta que sane y no le digas nada a nadie o la próxima será peor, buena para nada —y finalizó dándole una bofetada.

En el presente...

— ¡Jo! —la llamó Meg desde el ático.

Josephine se encontraba cuidando a Beth y al principio no quiso ir, pero la dulce Beth insistió.

— ¿Estás segura de que no quieres que me quede?

— Ve tranquila —dijo Elizabeth.

Ella entró al ático y vió que las gemelas habían encontrado varias cosas en las viejas cajas.

— En este lugar pasamos por muchas cosas —sonrió Meg rebuscando, hasta que entre todas las cosas apareció una daga —. ¿Qué es esto? ¿Por qué está aquí?

— Yo creo que...

— ¿Qué cosa, Jo? —la interumpió Daisy sabiendo lo que esta quería confesar.

— Nada, no es nada.

Meg salió para averiguar junto a Marmee a quién le pertenecía la daga. Luego Dizzie se acercó a Jo con la intención de intimidarla y lo logró.

Josephine se hechó para atrás tanto como pudo y miró fijamente a su hermana con algo de miedo.

— Ni se te ocurra decir nada —le advirtió.

— Ya lo sé, no necesito de tus estúpidas advertencias —y recibió un cachetazo —. Te odio, Daisy March.

— Cuida como me hablas —dijo furiosa.

— Y tú cuida cómo me tratas.

— Yo te trato como quiero.

— Y yo te hablo como quiero tambien y ¿Sabes una cosa? Me da lástima Eleanor, la pobre no sabe quién es su novia.

— No y nunca lo sabrá.

— Ahora entiendo porque su compromiso no es serio, solo espero que no practiques con ella tu horrible juego.

— Solo te dí tu merecido.

— Aquí la única que se merece que la corten con una daga eres tú.

— Nuestra familia no opina lo mismo así que has lo de siempre, cerrar la boca, idiota.

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𝐓𝐈𝐓𝐀𝐍𝐈𝐔𝐌 - 𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 𝐖𝐎𝐌𝐄𝐍//𝐌𝐔𝐉𝐄𝐑𝐂𝐈𝐓𝐀𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora