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Regla rota
Advertencia +18
El Príncipe Mehmed camina por los pasillos con rapidez, estaba ansioso y preocupado, lo único que quería era verla por última vez para luego olvidarla, seguir con su vida. Se dirigió hacia un pasillo oscuro para buscar los baños y los encuentra, pero los jenízaros lo detienen antes que entre porque es área prohibida para los hombres del palacio.
–Déjenme pasar, soy el príncipe Mehmed–les ordena–.
–Mi príncipe no puede pasar, es el baño de las criadas y las concubinas–dijo el jenízaro mirándolo–.
–Es una orden–dijo el Príncipe Mehmed serio, los jenízaros se miran entre ellos y abren las puertas dejándolo pasar–. Nadie debe saber que estuve aquí y si preguntan estoy entrenando.
Nigar Kalfa junto a algunas esclavas bañan a Isabella en el baño turco, ella tenía una toalla blanca que envolvía su cuerpo, una criada que no conocía con un jarro le echaba agua por su cuello donde bajaba por todo su cuerpo, otra criada le lavaba el cabello sutilmente y cuando estuvo lista le dan un masaje en su cuello bajando a sus hombros causando relajación. Mehmed se acercó, se detiene al lado de una pared mirándolas hasta que Firial lo descubrió, lo mira de una forma enojada ya que no podía estar en ese lugar así que se acerca a él dejando a Isabella relajada junto con las otras esclavas.
–¿Que hace aquí príncipe? –Pregunta Nigar Kalfa seria–.
–Vengo a ver a Isabella.
–La señorita Isabella se está bañando, la puede ver después.
–Quiero verla ahora–le ordeno– Solo quiero saber cómo esta.
–Príncipe...–suspira–. No puede estar acá.
–Lose Firial–la mira–. Quiero ver a Isabella y conversar un momento con ella después me iré–hace un puchero–.
–Mehmed...–dio un suspiro–. Está bien, estaré afuera para vigilar que no venga nadie a molestarlos junto a los guardias–lo mira–. Hablas con ella y te vas.
–Gracias Firial.
–No me des las gracias, no quiero problemas–se da la vuelta, saliendo de los baños y quedándose custodiando la puerta–.
El Príncipe Mehmed observa a Isabella quien estaba con sus ojos cerrados y con su mano hace un gesto de silencio, a medida que se acercaba las esclavas salían del baño, se coloca atrás de ella vertiendo aceite en sus manos y hace masaje en su espalda.
–Nigar...Por Alah...–suelta un gemido Isabella–Esto es maravilloso.
En este preciso momento el Príncipe está rompiendo una de las reglas del Imperio Otomano, que es darle un masaje a una esclava y estar en los baños turcos lugar que está prohibido para él, pero esto parece no importarle. Mehmed le sigue dando masajes desde su cuello hasta sus brazos, pasa sus manos por el principio de la toalla hasta que se siente excitado por el momento llevando sus labios al cuello de Isabella y besándolo.
–¿Nigar Kalfa?–Pregunta Isabella en un gemido–
–No soy Nigar–responde Mehmed besando su cuello dejando una mordida en el–.
–Mehmed...–gime su nombre, cierra sus ojos y luego se levanta rápidamente alejándose de su toque sorprendida– Príncipe, ¿Que hace aquí? –hace una reverencia sonrojada–.
–Venía a ver como estabas–responde mirándola, en sus ojos se veía la excitación del momento–.
–Estoy bien como ya lo vio–dijo Isabella nerviosa mirándolo–. Permiso Príncipe tengo que irme–camina hacia la salida, pero siente que la toman del brazo–.
–Isabella...espera–dijo Mehmed acercándola a él, coloca sus manos en su cintura–.
–¿Que quiere mi príncipe?
El Príncipe Mehmed muerde su labio, la observa de arriba hacia abajo dándose cuenta de que esta con toalla solamente, la pega a la pared teniendo sus manos en su cintura, siente su excitación subir por todo su cuerpo sin más la besa siendo correspondido al instante, un beso suave que se volvió salvaje, sus lenguas chocaban era una guerra hasta que se separaron agitadamente.
–¿Qué fue eso? –Pregunta Isabella toda sonrojada–
–Un beso...–responde Mehmed acercándose a ella, la toma en sus brazos haciendo que sus piernas se aferren a su cintura, sin querer su miembro roza su feminidad haciendo que Isabella gima cerca de su oído–. Quiero más de ti–la mira fijamente, besa su cuello levemente, toca su pecho y toma la punta de la toalla haciendo que se caiga dejándola desnuda–.
El fuego en los baños pasaba todas las barreras, el Príncipe la bajo de sus brazos haciendo que se de vuelta para colocar su pecho en la pared fría, besa su espalda y besa su cuello para luego bajar su mano hacia su trasero golpeándolo logrando verla jadear, le da la vuelta colocando sus manos en su cintura, la beso transmitiéndole toda la lujuria que sentía y sin dejar de besarse caminaron hacia donde anteriormente la bañaban, la acostó y se colocó encima de ella bajando sus besos a su cuello, luego a su pecho.
–Mehmed...–gime excitada, era la primera vez que se sentía ansiosa por lo que iba a suceder y le encantaba esa sensación, jala su cabello– Esto es tan...Mehmed...–gime cuando chupa su pezón y lo muerde–.
La mirada del príncipe se dirigió a Isabella, sus mejillas sonrojadas lo hicieron sonreír y su mano bajó a su feminidad, siguió bajando sus besos por su vientre hasta llegar a su feminidad dejando un beso en esa zona.
–Quiero follarte Isabella.
Isabella lo miró sorprendida y sin más respondió cegada por la lujuria–Hazlo Mehmed, quitame mi virginidad...–Mehmed al escuchar eso, se excito y metió su mano en su feminidad tocando su clítoris, Isabella abrio sus piernas dándole más espacio mientras soltaba suaves gemidos–
Mehmed trago fuerte, se desvistió y se sentía tan excitado como nunca antes lo había estado, tomo su miembro con su mano, la movió de arriba hacia abajo y lo colocó en la entrada, entró en ella lentamente haciendo que ella mueva sus caderas.
–Mehmed...–gime tocando su cara mientras mueve sus caderas– Hazme tuya.
–Corrección mi hermosa Isabella, eres mía–dijo Mehmed penetrándola despacio, luego de un rato la penetro más rápido y cada estocada era fuerte haciendo que gima más fuerte–.
–Sigue...Mehmed...–gime su nombre y mueve sus caderas rápido pidiendo cada vez más tocando sus pechos–
Sin embargo afuera de los baños se escuchaban los gemidos de ambos chicos que no sabían que la Sultana Esmehan los estaba escuchando mientras lloraba, salió corriendo de ese lugar sin saber que cada dia la venganza la consumía y como dijo un sabio "Las mujeres heridas son peligrosas".
En los baños Isabella estaba arriba de Mehmed, colocaba sus manos en el pecho del Príncipe para subir y bajar su feminidad por su miembro mientras gemía a gritos, las manos de Mehmed estaban en su trasero para ayudarla a saltar, los dos estaban disfrutando del momento hasta que lograron el ansiado orgasmo dándose cuenta de lo que había ocurrido.
–Mehmed, ¿Que hicimos? –pregunta agitada viendo como sus jugos salían de su feminidad–.
–Nada mi amor, solo nos dejamos llevar y será nuestro secreto–la besa suavemente, la acuesta en su pecho–.
Editado: 27/02/2024
Clau Brooke
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Feriha Sultán (Editando)
Ficțiune istoricăDicen que nuestro destino esta escrito mucho antes de que naciéramos donde tenemos que enfrentarlo sin saber el precio de este, primero fui Isabella de Venecia, luego fui Reyhan Hatun, paso el tiempo donde me convertí en Kosem Sultán y finalmente me...