Dicen que nuestro destino esta escrito mucho antes de que naciéramos donde tenemos que enfrentarlo sin saber el precio de este, primero fui Isabella de Venecia, luego fui Reyhan Hatun, paso el tiempo donde me convertí en Kosem Sultán y finalmente me...
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No se meta en mis asuntos
Luego de unos minutos Mehmed se levantó colocandose su túnica e Isabella lo miraba sin decir nada mientras se tapaba con la toalla que minutos antes se le había caído, Nigar Kalfa entró a los baños mirándolos con su boca abierta sorprendida.
–Príncipe pensé que se había marchado porque solamente le di unos minutos.
–Perdón es que estaba resolviendo unos asuntos muy importantes con la señorita Isabella.
–¿Esa conversación incluía estar sin ropa? –dijo Nigar Kalfa mirándolo sería con sus manos en su cintura y frunciendo su ceño–.
–Es una conversación profunda, ahora me estaba vistiendo para irme a mis aposentos–la mira sonriendo– Nigar no le digas a nadie lo que paso aca.
–Bien profunda por lo que veo–sonríe burlonamente–. Mi Príncipe mi lealtad esta con usted así que debe estar tranquilo, además no diré nada porque le tengo aprecio a Isabella–lo mira seria, se acerca a ella pasándole un vestido rojo con dorado que fue a buscar minutos antes–.
–Gracias, es hermoso Firial –sonríe leve mirándola–.
Mehmed se acomoda la túnica, se acerca a Isabella dándole un beso en la frente– Nos veremos pronto cariño, mi madre te espera no lo olvides–sonríe, sale de los baños mirando hacia los lados percatándose que nadie lo viera salir–.
Nigar Kalfa la mira, sonríe burlonamente–¿Cariño? –pregunta ayudando a colocarle el vestido– Avanzaste demasiado–bromea–.
–No me mires así–sonríe sonrojándose, abraza al vestido para ocultar sus mejillas rojas, mira el collar de oro con una piedra roja, aros de oro y una de las criadas le arreglo el cabello mientras escuchaba la conversación–.
–Te estoy mirando normal Querida–ríe leve–. Estas hermosa–sonríe–. Tú–apunta a la criada–. Lo que escuchaste no lo divulgues porque si lo haces te cortare la lengua.
–Si señorita Firial–respondió la criada con temor–.
–Vamos Isabella–la toma del brazo, salen del baño y se dirigen a los aposentos de la Sultana Hürrem–.
–¿Nigar es de día? –pregunta Isabella viendo el sol entrar por las ventanas–.
–Si–responde mirándola–. Esta amaneciendo la verdad por lo cual la mayoría de las personas están despiertas.
–No...No puede ser–suspira–. No he dormido nada.
–Bueno–ríe leve–. Tendrás que dormir en la noche porque ahora imposible, tenemos que trabajar.
