Dicen que nuestro destino esta escrito mucho antes de que naciéramos donde tenemos que enfrentarlo sin saber el precio de este, primero fui Isabella de Venecia, luego fui Reyhan Hatun, paso el tiempo donde me convertí en Kosem Sultán y finalmente me...
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No soy igual porque tomo mis propias decisiones
Sumbul Aga corría por los pasillos, buscando a Isabella hasta que la encontró a un paso del harem-. Niña puedes detenerte-dijo cansando, respirando entrecortadamente-. Caminas rápido.
Isabella se detuvo, esperando que se acerque a ella-. ¿Sumbul me puedes decir para que me quieres? -pregunta curiosa-. Todas están durmiendo y no me creo eso que tengo que trabajar ahora.
-Por Allah, lo menos que quiero ahora son preguntas-la mira-. Tenemos que prepararte-la toma del brazo-. Afife la tengo.
-Espérate, explícame que estás haciendo-levanta su ceja-. ¿Prepararme para qué?
- ¡Sumbul!-Exclamo Afife Hatun apareciendo por los pasillos-. Llama a Nigar Kalfa para que la lleven al baño y ayúdenla con todo lo que necesite-ordena-.
- ¿Porque me llevan al baño? -pregunta Isabella confundida-. ¿Qué está pasando?
-Muchacha es tu día de suerte-dijo Afife Hatun mirándola apenada-. Ellos te explicaran-sonríe tristemente y se va-.
Nigar Kalfa llega a su lado, tomó su brazo guiándola al baño y detrás de ellas venían otras concubinas que nunca había visto-. Vamos.
Isabella se desvistió lentamente, se colocó una toalla rodeando su cuerpo, se sentó en las duchas- ¿Porque es mi día de suerte? -pregunta abrumada, suspira viendo como el agua cae por su cuerpo-. Quiero la verdad Nigar, no me mientas.
Nigar Kalfa dio un suspiro, no sabía si mentirle o decirle la verdad igual con las dos formas sabía que no se lo iba a tomar bien, respiro profundamente. - Porque esta noche entraras a los aposentos del Príncipe M....Mustafá-dijo finalmente viendo como Isabella baja su cabeza apenada-. Tienes que darle un hijo para que seas una Sultana.
-Firial...-traga grueso-. Tú sabes que no quiero...-coloca su mano en su pecho-. No me importa el poder, me importa mi bienestar-siente una presión en su pecho, cada respiración se vuelve más nerviosa, su corazón late rápido y fuerte, está al borde del pánico-. La Madre Sultana me lo prometió...ella cumple sus promesas-sin querer comienza a sollozar-.
-Lo lamento tanto, tienes que hacerlo o te mataran...-dijo sintiendo pena por ella, la terminan de bañar, toma su brazo y la lleva a los aposentos que están destinados a vestir cada concubina que pasa por "el camino dorado"-.
-Prefiero que me maten, eso es mucho mejor que ir a sus aposentos-dijo furiosa, sus lágrimas bajaban por sus mejillas, la visten con un vestido dorado sin escote, sus mangas comenzaban en sus hombro terminando en sus muñecas, era largo y flácido, miró las joyas aumentando su llanto-.
-¡Escúchame!-exclamó tomando su cara-. Tienes que utilizar esto a tu favor, te embarazas y le das un hijo, es fácil-suelta su cara, limpia sus lágrimas y la abraza-.
