Dicen que nuestro destino esta escrito mucho antes de que naciéramos donde tenemos que enfrentarlo sin saber el precio de este, primero fui Isabella de Venecia, luego fui Reyhan Hatun, paso el tiempo donde me convertí en Kosem Sultán y finalmente me...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
9
Pelea de Hermanos
Todo el palacio estaba en silencio, menos en los aposentos de Mustafá que se percibía a metros su furia–. Eres mi hermano, no puedes hacerme esto, tú tienes todo y yo no tengo a nadie. –lo mira entristecido, a la misma vez furioso –.
–Tienes a miles de concubinas que quieren estar contigo–suspira–. Puedes elegir entre ellas.
–¡Es que no las quiero a ellas! –exclamo mirándolos–. Yo quiero a Isabella.
–Pero ella no te ama–dijo el Príncipe Mehmed triste–. No puedes obligar a una persona que te ame así no funciona.
–Créeme que lose muy bien–se acerca a él–. Solo la quiero a ella, tú tienes a Esmehan.
–Esto no es una competencia Mustafá–lo mira–. Ella no es un premio, es una persona.
–Ya, Ya, Ya, Ya me disté tu charla así que ahora vete–junta sus manos, le da una sonrisa fingida–. Isabella y yo tenemos que arreglar nuestras diferencias–mira a la chica–. Cierto preciosa.
–No me iré de aquí sin Isabella, si me voy ella viene conmigo –toma su mano acercándose a la puerta–.
–¡Agh, Me duele Mustafá! –exclamó Isabella sollozando al sentir que tomó su brazo con demasiada fuerza acercándola a él–.
–¡Te lo advertí Mustafá! –exclamó Mehmed, alejo a la chica y su mano formó un puño, golpea a su hermano en la cara cayendo al suelo–.
–¡Deja de meterte en mis asuntos! –exclamó Mustafá devolviéndole el golpe–.
–No...–sollozo Isabella viéndolos–. Paren por favor...
En los Aposentos del Sultán estaba él junto a la Sultana Hurrem, quien estaba en la cama con su cabeza recostada en su pecho–Mi Amado Sultán–suspira enamorada–.
–Mi hermosa Hurrem–sonríe mirándola–.
–Cada día le doy gracias a Allah por darme hijos tan maravillosos.
–Esposa Mia, Dime ¿Como esta Mihrimah?–pregunta sonriente–. No ha venido a verme.
–Ella se encuentra bien–sonríe–. Eso sí, está un poco triste porque no tiene amigas como antes, quiere descubrir el mundo.
–Vas a ver que ya va a encontrar una nueva amiga–sonríe leve–. Mi pequeña espero que descubra lo bueno y no lo malo.
–Sabes que tu madre hizo protegida a una chica llamada Isabella–dijo dulcemente mirándolo–.
–No lo sabía mi sol, pero ella está en todo su derecho y eso se debe respetar.
