Mis ojos se abrieron poco a poco, analizando con dificultad mí alrededor. Las paredes azules pasteles, la tela blanca de las ventanas y algunas plantas que decoraban el lugar, le proporcionaban al ambiente tranquilidad y paz. El dolor en mi cuerpo se hizo presente haciéndome chillar del dolor, tenía algunas cosas conectadas a mis brazos, mis ojos se fueron a mi abdomen y lo noté cubierto por una especie de vendaje pero que este estaba demasiado firme.
Me costaba entender que hacia ahí, pero por alguna razón la única persona que vino a mi mente al despertar fue Seojun.
—Seojun...–llamé casi en un susurro.
Lo repetí varias veces.
En ese momento de agonía por querer saber de mi amigo y el efecto que al parecer estaban perdiendo los analgésicos, entró una enfermera la cual al verme despierta y articulando palabra salió de prisa de la habitación. Me volvía a sentir cansada y eso que no estaba haciendo más que reposar en una camilla de hospital.
Mi cabeza de pronto comenzó a punzarme y cada vez que cerraba los ojos en solución a calmar el dolor, las imágenes de esa noche aparecían como una película rayada. Los golpes, la sangre, la piscina, la cara de Seojun.
El doctor vino a mí y me pidió que fijara y siguiera la luz de la linterna. Seguí sus recomendaciones mientras continuaba con la revisión. Con dificultad pedí que me administraran más analgésicos, porque el dolor comenzaba a ser insoportable. Casualmente la enfermera, la primera vez que había entrado era justamente para eso.
El doctor se retiró un momento y la enfermera se quedó acomodando y suministrando los medicamentos recetados. Aproveché para preguntar por Seojun.
—Señorita... El chico que vino conmigo, ¿dónde?...
Ella me interrumpió diciendo:
—Ah, el joven está allá afuera. Le pedí que saliera porque me tocaba limpiarla.
— ¿Nunca se fue? –pregunté.
— ¿Irse? –cuestionó risueña. –El chico estuvo siempre a su lado, salvo cuando entró en la sala de emergencias. Su novio le quiere mucho. –dijo. Traté de reír porque no era mi novio, pero se me dificultó. –Usted debe ser muy querida por todos, sus amigos están afuera y se han turnado para estar al pendiente de usted. Hasta su abuelo dijo que si el seguro no cubría los gastos, él lo pagaría. También recibió algunos regalos y cartas. –dijo y señaló el lugar donde estaban las flores, los peluches y los globos.
— ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?
—Dos días, pero sabíamos que iba a despertar. Las ganas de vivir no la abandonan. –comentó y sonrió.
El doctor entró y junto a él, el señor Jung.
—Su nieta estará bien, abuelo. Con el descanso, los cuidados y los medicamentos suministrados, en dos semanas podremos darle de alta. Porque necesitamos ver el progreso de los huesos rotos. –comentó el doctor.
El doctor era de apellido Han, al igual que Seojun.
El señor Jung se acercó a mí y acarició con cuidado mi cabello, me miró compasivamente.
—Todo estará bien.
Me dijo y traté de sonreírle pero no podía. Volví a cerrar mis ojos.
—Papá.
Escuché la voz de Seojun y dirigí mi mirada a él, el doctor se le acercó. El doctor era su padre. Salieron creo que a conversar y Seojun, después de eso, volvió a entrar se acercó a mí y tomó mi mano. Preguntó por mi estado a la enfermera la cual le explicó todo utilizando un lenguaje bastante técnico. Seojun parecía entender todas las conjeturas médicas que le explicaba la enfermera, ya que solo asentía con mucha seguridad y nunca hizo preguntas.
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Alcanzar una Estrella [Kim Namjoon]
FanfictionCamila se deja enganchar por los gustos musicales de una amiga, y es así como conoce al grupo Surcoreano BTS. Fortaleciendo su atracción por la cultura coreana a través de dramas y música, decide estudiar el idioma. La vida se le reinicia; con tan...