Capítulo 32

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Reorganizando mi vida, con un torbellino de vivencias que vinieron a mí tan pronto como bajé del avión. Después de todo, extrañé Corea, pues la formación de sonrisas fingidas, comentarios inciertos, y la falta de mis seres queridos fueron elementos que hicieron que mi crecimiento se acelerara.

Arrastré mis nuevas maletas al atravesar de punta a punta el aeropuerto, con mi paso firme, mi cabeza en alto, aferrada a las ganas de que la vida me sorprendiera una vez más, iba con todas las energías para arreglar las cosas que habían quedado inconclusas, buscando respuestas.

Según el portal de noticias de Naver, BTS había pisado el suelo Coreano ayer tras culminar sus presentaciones en Estados Unidos.

Le notifiqué mi llegada a Andrea, quien se encontraba en el programa de formación para convertirse en Idol, al no obtener respuesta inmediata supuse que estaría entrenando. Esperé en la parada de taxis y abordé uno en cuanto pude.

El ambiente era extrañamente distinto, el olor a flores de cerezo se esparcía entre los abrumantes gases citadinos. Para ser los coreanos fans de la naturaleza no había mucha de ella, tenía la vaga creencia que esa era la razón por la cual se encargaban de preservarla tanto; el aire fresco era la aguja dentro de este gran pajar de cristalinos edificios y grandes conglomerados. Estar de vuelta se sentía extraño, lo que más ansiaba era recorrer viejos lugares y encontrarme con mis amigos.

Bangtan representaba a tantas marcas prestigiosas, que aunque no había podido encontrarme con ellos personalmente, verlo en cada publicidad me hacía sentir como que estuviera juntos a ellos. Me causaba gracia.

Con tantas personas por ver en mi mente, solo se me cruzo alguien primero, el señor Jung. Estaba ansiosa por verle y agradecer todo lo que había hecho por mí, llevaba conmigo el dinero que me había entregado, el restante de mis gastos de vuelo y hospedaje. Sentía que quizás él debía de necesitar eso mucho más que yo, después de todo, lo importante era que llegara a Corea, y aquí estaba.

Los alrededores del Lago se volvieron más concurridos con los nuevos locales que decoraban sus alrededores, las parejas se sonreían, los padres de familia correteaban el lugar detrás de sus pequeños, era un cuadro lleno de mucha vitalidad y cualidad humana. Paré frente a la puerta de cristal y sonreí al ver al señor Jung detrás de la caja, los empleados iban y venían con ese delantal verde que era como nuestro uniforme, vi algunas caras conocidas en una mesa, y ahí se encontraban Heonmin, Kate, Minan, Bony y Hambin. Todo parecía perfectamente coordinado.

Eché a rodar la maleta y aferré el agarre en mi bolso de mano, la campanilla sonó y el señor Jung despegó su mirada de la caja, incliné mi cabeza y él hizo lo mismo.

— ¡Oh my god... Mila!

— ¡Hola, Bony! –dije y sonreí, me acerqué para abrazarle.

—Jung Ah-In –llamó el abuelo mientras se acercaba a paso lento. Mis amigos intercambiaron miradas al escuchar que me llamaba así – Mientras esté en suelo coreano su nombre será Jung Ah-In. ¿Vio? Usted dudaba tanto en regresar y aquí está.

Sonreí ante su comentario, y después de hacer esa pequeña corrección volvió a sus obligaciones. Me senté junto a Heonmin y Hambin y ordené la especialidad de la casa, que era el té verde.

— ¿Qué te trae de vuelta? –cuestionó Heonmin.

—Un amor imposible...

— ¡Kim Namjoonie, mi amiga va por ti!

— ¿Está ebria? –pregunté ante las ocurrencias de Bony.

—Nada de eso, si eres mala conmigo...

Alcanzar una Estrella [Kim Namjoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora