Capítulo 26

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Las era navideña nos acogía a todos con hermosos adornos y luces que decoraban cada árbol vestido de blanco y cada fachada de las avenidas comerciales. Las tiendas se encontraban abarrotadas por las rebajas de la época, más las enormes colas que se hacían para aprovechar los bajos costos de la mercancía.

Fue emocionante pasar mi primera navidad en Corea, además de compartir con mi familia y mi mejor amiga dicha celebración, también salí a compartir con mis amigos en plena noche navideña; porque eso era parte de la tradición coreana. Comí con mis padres, y tiempo más tarde, nos encontramos en un bar para celebrar y compartir solo entre amigos. Esta vez estuve contando hasta los tragos que me tomaba, no quería acabar otra vez en malas condiciones estando Seojun cerca.

Iba a extrañar muchas cosas de este hermoso lugar...

Una semana llena de recorridos o al menos así se pronosticaba, y tan solo habían pasado tres días desde que había comenzado; a este ritmo llegaría al fin de semana arrastrándome con la lengua.

Antes de ir al local, recorrí las tiendas de accesorios buscando los objetos más extravagantes pero a su vez icónicos, todo para terminar la chaqueta de jean que le había confeccionado a Taehyung. Puse toda mi creatividad y empeño en ello, por lo que esperaba que lo recibiera con mucho amor. Y conociéndolo, sabía que así sería.

Los detalles ya estaban adheridos y hacían juego con los trazos y pinceladas del diseño que llevaba en la espalda. Hoy después del trabajo iría a casa de Bony para unir las piezas de jean con su máquina de coser; Hambin se nos uniría para conversar un poco por la noche. Básicamente convertiríamos esa oportunidad en una noche de chicas.

Le escribí a Kate en cuanto pasaron las horas y no le vi llegar, por lo que me enviaron a la cocina a trabajar con Heonmin en las bebidas, hacía mucho tiempo que no hacíamos equipo. Cabe destacar, que su compañía siempre es de mis favoritas.

La nube de vapores que se condensaban en el techo de la cocina me hacía olvidar el invierno, sin duda alguna me hacía recordar los calurosos veranos que se vivía en las calles de Seúl, a más de 38º grados y con solo un short y una camisa de tirantes sentías que el sol estaba, valga la redundancia, tomando el sol contigo. Sudor y ropa pegada por los líquidos corporales, era una asquerosa pero certera definición del verano en el país del sureste asiático. Y bueno, justo así se sentía la cocina ahora, como si el diablo me hubiera invitado a tomar el té en la quinta paila del infierno.

Cubrí el turno de Pilso también, por lo que algunas veces salía a tomar órdenes y volvía para servirlas y entregarlas.

En una de tantas salidas me encontré con la mirada perdida de Yoongi husmeando a través del cristal, me le planté de frente a propósito para obstaculizar su visión y su concentración se esfumó. Me viró los ojos y me dio una media sonrisa.

— ¡No está! –dije.

— ¿Qué?

—Kate no vino.

—No entiendo nada de lo que dices... Voy a entrar.

Sonó la campanita que nos indica que un nuevo cliente ha entrado.

— ¿Qué quieres, pequeña boba?

—Aish. –rechisté he hice muecas de desagrado. –Kate no vino.

— ¿Y qué te hace pensar que vine por ella? –cuestionó cruzándose de brazos.

—Sencillo, porque sé que yo no soy la razón. –contesté cruzándome de brazos y alzando una ceja.

—Espero que puedas guardar un secreto y no seas como Jimin... No quiero verme en una situación engorrosa como la que tú y Namjoon viven. Para mí es todo o nada, así que planeo que cada una de mis jugadas sea limpia. –comentó.

Alcanzar una Estrella [Kim Namjoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora