Epílogo

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.. Este es bastante elegante. Como verá, los diseños fueron cien por ciento hechos a mano y son de una excelente calidad, la mejor del pueblo. Y también como podrá notar tiene chapas de oro en ciertas partes dándole un aire de..

Por más que trató de prestar atención a las palabras de el hombre su atención siempre volvía a ella.

Inevitablemente por décima vez giró su rostro indiscretamente en dirección a la puerta abierta, la campanilla encima de ésta se movía ligeramente, no lo suficiente para sonar.

En la puerta, unos pasos fuera, se encontraba ella. Seguía con su pijama puesta algo extraño de su parte ya que sabía que ella nunca se dejaría ver por nadie de esa 'espantosa' manera, podía ver su perfil, su mandíbula apretada mientras le daba una profunda calada a su cigarrillo de tabaco. Alejó el cigarrillo de sus labios y dejó salir el humo apenas abriéndolos.

.. ¿y qué le parece, oficial? Dewey reaccionó y miró al hombre que mantenía una sonrisa amable y formal, su espalda encorvada.

Uhm.. las palabras no parecieron salir de él. Volvió a girarse a Agnes.

La mujer estaba bastante metida en su propio rollo, cómo no. Dewey le hizo una seña al hombre y éste solamente asintió y, recargando su peso en su bastón, se alejó.

Dewey caminó unos cortos pasos y en cuestión de segundos ya se encontraba a un lado de su hermana. Su cabello enmarañado era lo primero que resaltaba en su aspecto, sus ojos manchados de maquillaje debido a las lágrimas que había derramado varios días antes cuando encontraron su ropa en el bosque: desde ese día no había tomado una ducha.

Sus labios resecos y blancos sostenían con fuerza el cigarrillo en sus labios, pero no parecía que tomaba caladas, más bien como si estuviera esperando algo. Su vista estaba empotrada al otro lado de la calle.
Dewey siguió su mirada y se encontró con un grupo de adolescentes pasando el rato, riendo y bailando al ritmo de una canción de The Beatles.

A ella le gustan.

Dewey parpadeó tratando de encontrar sentido en sus palabras. Su voz estaba vacía. Volvió a las chicas al otro lado, una de ellas de cabello castaño largo. Su cabello se movía frenéticamente debido a sus movimientos junto al ritmo de la alegre melodía.

Los escuchaba a todas horas en el techo de la casa, y los pone a todo volumen en el reproductor de discos en el hotel se encogió de hombros. No sé por qué le gustan, ni siquiera son tan buenos.

Dewey siguió con su atención en la chica, por un momento quiso pensar que era ella. Bailando al ritmo de The Beatles, meneándose y dando saltos cual saltamontes. Incluso la sombra de una sonrisa apareció pero ésta se desvaneció poco a poco cuando la chica se giró y cayó en cuenta de que no era ella.

Don't Have Fear ⊶ b. s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora