Capítulo 22

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ALICE VANDERWOODOLF

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ALICE VANDERWOODOLF

—No vuelvas a mentirme, Ginevra.

Ginny soltó una risilla—Yo no miento, Alice.

—Haré como que te creo —Ginny sonrió levemente y dejó sus brazos caer a los lados de su cuerpo. Alice notó que se relajó. Todo el rato que había pasado con ella se veía terriblemente tensa e incómoda. No estaban acostumbradas a estar juntas sin la presencia de Mia. ¿Dónde se encontraba Mia cuando la necesitaba?

—Ya es bastante tarde —Ginny asintió y miró el cielo. Éste era una hermosa mezcla de colores: naranja, amarillo, azul, rosa, violeta.

—Debería irme —Alice asiente y se incorpora en los escalones del porche. Ginny se levantó y acomodó su vestido de flores —. Supongo que nos veremos.. por ahí.

Alice asiente y recarga su rostro en su mano perezosamente—Sí.

Ginny comenzó a bajar los escalones y comenzó a caminar lejos, daba la sensación de que quería irse lo más rápido posible de ese lugar. Alice no la culpaba en lo absoluto, ella también quería desaparecer de ahí hasta que recordaba que estaba en su propia casa.
Observó a la chica desaparecer en las demás casas del vecindario. Decidió levantarse finalmente e instintivamente giró su rostro a la ventana de su habitación.

¿Él estaría ahí?

Llevaba tiempo sin comunicarse con él.

Parecía increíble que él haya utilizado a Ginny para poder distraerla y llegar a ella. ¿Podía ser? Estaba muy nerviosa, no mentiría.

Sus manos se movían nerviosamente en los bolsillos de su sudadera y su pierna no dejaba de moverse ansiosamente. Tuvo que esperar un minuto hasta que finalmente se levantó de los escalones del porche y se dirigió a la puerta. Buscó en los bolsillos de su pantalón las llaves de la puerta, sus manos no dejaban de temblar. Encontró el llavero y sacó las llaves.
Éstas cayeron torpemente al suelo de madera y se deslizaron levemente hasta pegar contra la pared gastada de color blanco. Alice gruñó y se acercó en cuclillas hacia ellas. En su campo de visión apareció algo más.

Era una caja.

No cualquier caja, ésta era blanca y estaba envuelta en un listón rojo perfectamente enrollado.

Y tenía una carta que se sostenía junto al listón rojo.

Alice frunció el ceño y miró por unos segundos más aquella caja. ¿Quién pudo haber sido?

La imagen de Campee apareció automáticamente en su mente y no pudo evitar sonreír tontamente. Se incorporó y se acercó, tomó la caja en sus manos y la sacudió instintivamente.

Nada.

Frunció el ceño, giró la caja y la observó con curiosidad durante unos momentos más preguntándose qué podía contener. ¿Alguna prenda de ropa, quizá? Y justo como no se escuchó nada, no pesaba. Daba la sensación de que aquella caja estaba vacía. ¿Por qué Campee dejaría una caja vacía en su porche?
Tragó saliva nerviosa y se agachó para tomar las llaves.

Don't Have Fear ⊶ b. s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora